42.2 Una rosa de regalo
Fecha: 01/06/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... su falo cuando esta tan excitado, son muchos centímetros los se ofrecen a mis manos y a mi boca, mi experta lengua comienza a lamer sus testículos pasándola lentamente por ellos, sin importarme los crespos pelos que quedan pegados en ella.
Lamo su verga subiendo y bajando por su fuste, y paso mis labios muy mojados en oblicuo, como si estuviera tocando la flauta travesera, me encanta y vuelve loco su pene, solamente tengo su glande en mi boca y él tiene la totalidad de mi virilidad en la suya.
Se trata de dobles placeres, a veces irresistibles por ser tan fuertes, los que él me hace sentir con sus manos y su boca y los que yo me procuro chupando de la punta de su polla, lamiendo su fuste y sus cálidos huevos.
Gonzalo movía su cadera queriendo enterrarme su verga y que la tragara completa, la metí un par de veces, no conseguía relajarme y tenerla en mi garganta como en otras ocasiones, estaba demasiado deseoso y me traicionaban los nervios.
Mis labios se cerraron otra vez sobre su hombría. Suspiró emocionado y presionó mi cabeza para me la comiera toda, la envolví en la calidez y humedad de mi boca, y emitió un profundamente y potente quejido de macho satisfecho que me enervó.
-¡Oh! Sí, eres el mejor, que gusto me das. –desvié mi mirada para encontrar la suya y enviarle un mudo agradecimiento por sus palabras.
Al cabo de unos momentos apartó mi cabeza con suavidad de su polla y se colocó de rodillas, no sabía de dónde sacaba sus fuerzas para cogerme en sus ...
... brazos y ponerme como quería.
Se colocó entre mis piernas y volvió a lamer mis pechos, a mordisquearlos de nuevo, comencé a mover mis caderas invitándole a que me la clavara, la sentía tan fuerte entre mis muslos, tan húmeda y apetitosa que la quería, me retorcía intentando que su punta tocara mi ano y tenía que meter mi brazo en mi boca para apagar los gemidos que salían de ella.
Seguía chupando de mis pezones sin parar y los besaba a veces.
-Dámela, Gonzalo. –me tenía desesperado y no llegaba con mis manos para sujetarla y llevarla a mi ano, cuando conseguía agarrarla unos segundos, se escurría y escapaba de mí.
Por fin abandonó mis tetillas que estaban doloridas y rojas, su miraba lujuriosa me hacía temblar de deseo, me besó la boca con fuerza.
-Ahora quiero que muevas tus caderas para mí como lo hacías en la pista de baile, pero con mi verga dentro.
Sujetó su enorme falo y lo colocó a la entrada de mí ya empapado culo, estaba deseoso de ser perforado por su viril miembro, comenzó a mover con suavidad su cadera y a meterlo con lentitud en mi recto, disfrutaba cada instante y cada movimiento que hacía, me tenía gimiendo de placer, disfrutando de sentirme herido por su dura y maravillosa verga.
Gemía cerrando mis ojos mientras mi culo lo tragaba poco a poco, lo iba metiendo con golpes suaves de cadera, disfrutando de mi cara de vicio por las ganas de que llegara al final del recorrido.
No terminaba de meterla, salía y la metía un poco más cada vez hasta ...