1. Profesor perverso, alumna puta


    Fecha: 27/05/2019, Categorías: Gays Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ... fuerza el culo.
    
    Me queda completamente marcado.
    
    Ahora ya tienes a tu putita marcada como solo tuya.
    
    Me das la vuelta y me obligas a abrirme completamente de piernas.
    
    Empiezas a golpear mi clítoris.
    
    Eso me excita mucho y no puedo reprimir varios gemidos de placer.
    
    El coño me palpita ante el morbo de follarme a mi profe.
    
    Tu excitación también es notable asique me llevas a la cama.
    
    No me dejas desnudarme, te gusta contemplarme así vestida, como una niña inocente y desconocedora de lo que un hombre como tu puede ofrecerle.
    
    Me dejas a cuatro patas sobre la cama, mi culo redondito enmarcado con la falda del uniforme y tú detrás manoseándomelo.
    
    Rozas con tu polla la entrada. Me muevo para que, sin tocarla entre.
    
    Se oye un gemido de placer en toda la estancia.
    
    Estaba deseando ser empalada por esa magnífica polla.
    
    Follas conmigo como la puta que sabes que soy, duro sin rodeos.
    
    La metes hasta que ves que me arqueo por la mezcla de sensaciones de placer y dolor.
    
    Te gusta dominarme.
    
    No tardo en correrme. Punto que aprovechas para darme la vuelta y sacarme la polla.
    
    -Tengo demasiada leche en los huevos y a ti te encanta comerla.
    
    -Soy una chica muy aplicada, sí.
    
    Me abres la boca. Metes esa enorme polla en ella y me follas hasta la mismísima garganta.
    
    Más de una vez hago amagos de vomitar pero te da igual todo.
    
    Tu polla se hincha más, si cabe.
    
    Me separo un poco esperando recibir ese líquido espero y tan caliente que tanto me ...
    ... gusta saborear.
    
    Empiezas a correrte sobre mi cara y boca. Luego diriges el chorro de hacia mis tetas dejando todo el top embadurnado.
    
    Cuando sale la última gota tiras de mi falda hacia abajo hasta quitarla.
    
    Me dejas la cara muy limpia gracias a ella.
    
    Vuelves a cogerme de la coleta para obligarme a lamer la corrida de la falda.
    
    Rebuscas por la habitación el tanga caído.
    
    Lo coges y lo acaricias sobre mi coño, introduciéndolo por momentos un poco.
    
    Empiezo a estar húmeda de nuevo.
    
    Cuando abro la boca para pedir más me apartas con desprecio.
    
    Me ordenas vestirme y marcharme.
    
    Ya acabaste con tu puta, o al menos esta vez.
    
    Me alejo hacia la puerta desde donde te veo oliendo mi tanga y el fruto de mi lujuria junto con tu poder de seducción.
    
    Cuando llego a recepción le pido al recepcionista un bolígrafo y un papel.
    
    Escribo en él mi dirección y un escueto mensaje: “Ahora sí sabes donde vivo, por qué no llamas a la puerta”.
    
    Tras dejar el mensaje por debajo de la rendija de tu puerta, casi me doy de bruces con el recepcionista.
    
    Se ve que intuyo algo de lo que había bajo la gabardina y le gustó.
    
    Ahora mismo camino a cuatro patas por el pasillo del hotel, conducida agarrada por la corbata mientras de la boca del recepcionista no paran de salir guarradas hacia mí.
    
    Creo que algún huésped nos oyó a pesar de las horas y que se asomó a la mirilla de la puerta.
    
    Una puerta se abre.
    
    Pasos que se frenan justo detrás de mí.
    
    Un fuerte cachete ...