La fantasía de mi esposo
Fecha: 21/08/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Paty13, Fuente: CuentoRelatos
... encajaría nuestro anuncio. Al final nos decidimos por una ya que los anuncios que había allí eran con un carácter fetichista más marcado y justo lo que buscábamos era un auténtico fetichista de las tetas grandes. "Si eres capaz de correrte viendo unas tetas grandes, la mejor cubana de tu vida te está esperando. Solo una cubana. No más. Llámanos al xxxxxxxxx". Así rezaba el anuncio que al final decidimos poner. Tras enviar el formulario con el anuncio, durante un rato después revisábamos por si ya estaba puesto hasta que pasadas unas horas por fin lo vimos colgado en la web.
-Ahora a ver si llaman -dijo mi esposo.
-Con los salidos que hay por ahí? Estoy segura que sí, y más de uno -dije.
-Y si llaman muchos, ¿qué hacemos?
-Pues seleccionar al mejor candidato -dije acertadamente sin apenas haberlo pensado.
Al día siguiente recibimos la primera llamada. Después de un par de preguntas de mi esposo el tipo preguntó por si me gustaba recibir por el culo, con lo que inmediatamente mi esposo colgó la llamada ya que no se ajustaba a nuestros requisitos.
Hubo otras cinco o seis llamadas más en las que tras unas preguntas lo que quedaba claro era que los interlocutores lo que de verdad querían era follar conmigo, a lo que ninguno de los dos estábamos dispuestos. Esa misma noche, en la cama, mientras le estaba haciendo otra cubana a mi esposo me dijo que le encantaría que el desconocido me dijera cosas soeces y que eso le pondría más caliente aún. Él mismo esa noche no ...
... paró de decirme de todo y, curiosamente, yo me excité bastante con eso. Sobre las 10 de la mañana del siguiente día recibimos la llamada de un tal Ramón. Se le notaba tímido pero muy fetichista de un par de tetas grandes. Nos dio la impresión de ser el típico hombre que viendo un par de pechos como los míos se olvida del resto del mundo. Con gestos los dos nos dijimos que ese era el elegido. Así pues, para no desvelar más datos nuestros que los estrictamente necesarios, nos citamos con Ramón al día siguiente, que era Domingo, en un céntrico hotel de donde vivimos.
Un cuarto de hora antes de la hora de la cita estábamos mi esposo y yo en la cafetería del hotel en el que habíamos quedado. Ramón debería llevar un pantalón negro y una camisa azul clara, tal y como nos dijo. Puntual a la cita, entró un hombre con las ropas que he descrito en la cafetería. Miró las mesas y cuando su vista pasaba por la nuestra se detuvo. No era complicado reconocernos ya que éramos la única pareja que había y para más señas, mis grandes tetas estaban en parte visibles gracias al generoso escote que llevaba. Según se acercaba le saludó mi esposo.
-Ramón. ¿Eres tú?
-Sí. No me ha sido difícil reconocerles.
Dio la mano a mi esposo y a mí me dio dos besos mientras los cuales no quitó ojo a mi escote. Ramón era un hombre más bien delgado, alto y con la piel de color canela. Sus rasgos faciales dejaban muy claro que tenía algún ancestro africano.
-Y bien -dijo dirigiéndose a mí-, ¿usted es ...