Me follaron en el gimnasio
Fecha: 13/04/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Torcaza, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Sheila y tengo 40 años, estoy casada con mi esposo Rafael desde hace 20 años y tenemos un hijo de 18 llamado Lucas y una niña de 12 llamada Laura, soy veterinaria y a mi edad podía decirse que era una mujer normal, ni gorda, ni flaca, ni fea, ni guapa, bastante era teniendo en cuenta que a mí nunca me había gustado el ejercicio físico, bastante trabajo tenía en casa con mi esposo y mi hijo de 18 años como para hacer más esfuerzos después de venir de trabajar de la clínica.
Faltaban 3 meses para que llegara el verano y ante la insistencia de mi esposo que decía que me vería más bonita y mejoraría mi salud decidí aceptar su propuesta de apuntarme a un gimnasio, al mismo en que estaban apuntados mi hijo y el, a decir verdad aunque los 2 llevaban más de 2 años apuntados no se notaba mucho porque mi esposo tenía una prominente barriga desde hacía bastantes años motivada en parte por su trabajo como camionero y a pesar de la juventud de mi hijo, este iba por el mismo camino de ponerse bastante ceporro.
Aunque como ya dije, al principio no estaba muy motivada, la verdad es que no me desagrado la experiencia, resultaba entretenido y entable una curiosa relación con dos amigos de mi hijo a los que conocía desde hacía años del colegio y en los que nunca me había fijado especialmente hasta en que mi primer día de gimnasio pude ver que si los efectos del ejercicio no parecían notarse en mi esposo ni en mi hijo, sí que lo hacían en estos dos chicos, un año mayores que mi ...
... hijo y los cuales tenían unos cuerpos bastante musculados.
Mi ejercicio favorito era el spinning y para mi sorpresa no me resulto complicado ni excesivamente cansado porque como ya dije a pesar de todo mi estado de forma era bastante bueno, en estas clases me ponía con Héctor y Manuel, los dos amigos de mi hijo dado que ni mi esposo ni mi hijo duraron más de 15 minutos en la clase ya que no podían aguantar el ritmo de exigencia.
Después de 1 mes de clases me encontraba espectacular y había perdido 5 kilos de peso, los amigos de mi hijo me piropeaban en cada sesión y me felicitaban por los resultados conseguidos, aunque en ocasiones estos piropos eran algo más que "amigables" yo no daba ninguna importancia especial a aquella situación ya que me llevaba muy bien con ellos y a pesar de nuestras diferencias de edad podía decir que casi los tenia por amigos, además ni siquiera se me paso por la cabeza que aquellos muchachos fuertes, jóvenes y atléticos pudieran sentirse atraídos por la madre de su amigo la cual les doblaba la edad.
Aquel día en el gimnasio fue diferente, yo solía irme tras la clase de spinning mientras mi esposo, mi hijo y sus dos amigos solían quedarse 45 minutos más, justo el tiempo que tardaba en cerrar el gimnasio después de la clase de spinning, a esas horas casi nunca había más de 10 personas en el gimnasio y aquel día no fue diferente exceptuando el que Héctor y Manuel me invitaron a tomar una sauna con ellos, algo que siempre hacían después de la ...