1. Nines


    Fecha: 01/03/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... más tardar, os las devuelvo. Tan pronto pueda ir al banco
    
    Y saltó el Pinna; Luis Pinna Castillo, casi mi “alter ego” en la “mili”
    
    Pues macho me parece a mí que como no las pintes… Porque, a ver chavales ¿Cuánto hace que no veis un billete “verde”?... Conti más tres “lechugas” juntas… ¡Que estamos en la “mili”, macho!
    
    Y metiendo baza, soltó el cabo “Loque” (Le llamábamos así por su forma de expresar el interrogativo: “¿Lo que dices?; ¿lo que hablas?, ¿lo que traes?)
    
    Pero macho ¿Y lo que le has visto a esa tía? Buena sí que está, pero tres mil “del ala”…¡¡SON TRES MIL DEL ALA!! Vamos; que yo tiro al suelo los billetes, los piso, me hago una señora “manola” y al acabar recojo los billetes del suelo, diciéndome: “Mira qué tres mil pesetazas más “molonas” que m’acabo de encontrar
    
    Entonces Paco, poniéndose muy, muy serio, me dice
    
    Pero qué te pasa macho; estás blanco, “desencajao” ¿Qué te pasa tío? ¿Quién es esa chica?
    
    No te lo voy a decir; perdona, Paco, pero no te lo digo; ni a ti ni a nadie. Pero, si de verdad sois amigos míos, tratad de reunir las tres mil “pelas”; de verdad os lo digo: Me hace una falta horrible ese dinero…
    
    Paco sacó la billetera y, sin más, por la cara, me soltó un billete de mil duros, cinco mil “pesetazas” de mi alma
    
    Toma, Antonio; te doy mil duros por los flecos que siempre surgen en estos “saraos”, que si unas flores, bombones… ¡Ah!, y me las devuelves cuando puedas, que tampoco hay prisa. Pero ten cuidado; mucho cuidado con esa ...
    ... “chorba”, que diría sabe más que le han “enseñao” Y, como te encoñes con ella, vas listo, macho
    
    Gracias, Paco; de verdad que muchas gracias No sabes bien el favor que me haces Y no te preocupes, que este es todo el dinero que esa “chorba”, como tú dices, me va a sacar. Que no nací ayer, Paco, y sé bien de qué van las cosas…
    
    Eso espero, Antonio; eso espero.
    
    El tal Paco era, en verdad, un golfo de marca, pero leal, cabal, con los “compis”, que a más de uno y más de dos tenía sacados de algún atolladero económico que otro. No se sabía cómo podía ser, de dónde sacaría las “pelas”, peo la cosa era que, seis u ocho mil pelas nunca faltaban en sus bolsillos. Decían las malas lenguas que si traía a mal traer a un par, puede que hasta tres “cenicientas de saldo y esquina”, cual dice Sabina en su “Quinientas Noches” allá por la calle de la Ballesta. En fin, allá cada cual con su vida, pues por lo que a mí correspondía, sólo agradecerle al Paco su favor. En fin, que sin pensármelo ni un solo segundo más, volví al putiferio de postín lanzándome, casi a tumba abierta, a esa especie de “madam” atrincherada tras ese como mostrador
    
    La señorita…creo que era Elisabeth… ¿Me enseña de nuevo las fotos?
    
    Sí; era la señorita Elisabeth. Dejé las tres mil “pelas” sobre el dichoso mostrador, y al momento, esa, digamos, “madam”, se deshizo en zalemas y demás, tratándome como si fuera el marajá de Kapurtala, con muchísimo “D. Antonio por aquí” y “D. Antonio por allá”, hasta que, al momento ...
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