1. Nines


    Fecha: 01/03/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pregonando “Masajes Orientales” y, al momento, Paco, un tío con más cara que espalda, dice
    
    ¿Sabéis qué es eso?
    
    La verdad es que a ninguno de los otros tres lo de “Masajes Orientales” poco o nada nos decía, así que mostramos nuestra supina ignorancia al respecto
    
    Pues machos; eso no es sino un “putiferio” disfrazado; pero puede estar bien entrar y perder ahí unos minutos, pues en alguno de estos sitios, por un precio razonable, puedes ver a una tía en pelotas y tocarle, chuparle incluso, las “chiches” durante un rato
    
    ¡Jobar, tío! Que empezamos así y al final nos dejamos una pasta gansa, pues menudas son esas “pa” camelarte y acabar con un “completo”; mil /mil quinientas “calas” de nada (“Calas”= Pesetas, en argot)
    
    Dije yo, pues me veía venir el “percal”, pero el Paco insistió y convenció a los otros dos, con lo que acabamos por entrar los cuatro. Dentro, lo que suele decirse, “pies fríos y cabeza caliente” pues resultó que aquello, de “masajes”, nada de nada, pero de lupanar, todo de todo; eso sí, de lo más selecto: Señoritas exquisitas, jóvenes y educadas, casi ninguna “profesional”, sino empleadas, oficinistas, honorables madres de familia alguna que otra y hasta universitarias, todas ellas unidas en común lazo, ganarse una pesetas extra, ya sea por necesidad, ya para disfrutar de caprichitos algo caros. Y sin prisas, con tiempo para charlar, conocerse un poco el caballero y la señorita, más botella de champán incluida en el “servicio” Pero a tres mil “pelas” ...
    ... la broma. En fin, lo dicho, un “putiferio” de lo más selecto.
    
    Estábamos ya casi en la puerta para salir, cuando al mismo Paco se le ocurre volverse atrás, llegarse a esa especie de recepción de hotel, donde nos atendiera una señora muy bien vestida, con elegante soltura, adornada con bisutería fina, de marca. Y ya allí, al cachondo del Paco no se le ocurre nada mejor que pedir fotos de las chicas.
    
    Es que, sabe usted, si de verdad son como usted dice, de entrarnos alguna por el ojo, pues…qué quiere que le diga…
    
    Cómo no señor.
    
    Y en un santiamén, teníamos delante todo un señor álbum con fotos de señoritas, a cual más sugerente, más atractiva, más buenaza. Eran unas catorce “señoritas”, con tres/cuatro fotos cada una, mostrando sus femeninas gracias. Y allí estábamos los cuatro, arremolinados, mirándolas más que nada, embobaditos. Hasta que apareció una foto, una señorita; al instante quedé pálido, sin sangre en las venas, el corazón a galope tendido y la presión sanguínea, ni se sabe. Me volví hacia mis compañeros diciendo
    
    Anda chavales; salgamos, que tenemos que hablar… Tengo que hablaros
    
    Y, sin esperar respuesta, decidido, comencé a andar hacia la salida, seguido por los otros tres bastante más que intrigados con esa reacción mía. Ya en la calle me dirigí a ellos, más bien suplicándoles
    
    Por Dios os lo ruego: Tenemos que reunir esas tres mil “pelas”; las necesito, os juro que las necesito…y ya mismo. Estar tranquilos que, palabra de hombre, mañana, pasado a ...
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