AMANTES
Fecha: 18/02/2019,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: erotikakarenc, Fuente: RelatosEróticos
... momento, sabíamos lo que el otro sentía.
Desperté un par de horas más tarde. La luz del amanecer empezaba a iluminar levemente la habitación y pude verle acostado a mi lado, dormido. En su rostro había una expresión de tranquilidad y felicidad que me puso a cien con sólo mirarle.
Sabía que sólo nos quedaban unas pocas horas de aquella noche y no quería desperdiciarlas. Así que me pegué a él, que estaba boca arriba, y besé suavemente su mejilla. Él ni se movió, por lo que decidí acariciar su sexo por debajo de las sabanas, y este enseguida reaccionó. Aquello me animó a seguir, y decidí meterme bajo las sábanas. Llegué hasta su sexo que aún estaba un poco fláccido y sujetándolo con una mano, empecé a lamerlo. Enseguida empezó a reaccionar, al igual que mi amante, que empezó a despertarse y gemir. Sentí sus manos sobre mi cabeza, empujando para que siguiera con el trabajo, mientras yo lamía el glande. Ambos volvíamos a estar a mil, deseosos de repetir el combate de unas horas antes. Lamí con vehemencia, engullí aquel glande y lo chupé como si fuera un chupa-chups. Lengüeteé el tronco y me detuve en los huevos, lamiendo primero uno y luego el otro. Volví a ascender por el tronco hasta el glande y volví a chuparlo. Él gemía y se retorcía excitado hasta que tiró de mi pelo y me suplicó que me detuviera. Lo hice y me recosté a su lado.
Frente a frente, ambos de lado, nos miramos a los ojos. Él pegó su cuerpo al mío. Subí mi pierna hasta apoyarla en su cadera y noté como su ...
... sexo erecto rozaba mi húmeda vulva. El fuego del deseo había vuelto a encenderse en nuestras entrepiernas. Deseaba que dejara de juguetear con nuestros sexos y me penetrara de nuevo, por eso empujé hacía él. Sin hacerse esperar más, guió su verga hasta mi sexo y muy despacio la introdujo en mí. Ambos empujamos hasta que nos sentimos el uno dentro del otro. Y entonces, él empezó a moverse despacio, haciendo que su pene entrara y saliera de mí. Yo también empujaba hacía él. Entretanto nuestras miradas estaban fijas en la del otro.
Empecé a gemir sintiendo el placer que me proporcionaba. Poco a poco fuimos aumentando el ritmo. Ambos gemíamos, sintiendo nuestros cuerpos pegados. Nuestros labios se unieron en un beso de lenguas luchando por encontrarse y sentirse. Pasé mis brazos por detrás de su cuello y le abracé, momento que él aprovechó, para acostarme boca arriba sobre la cama y quedar sobre mí. Entonces, le abracé con mis piernas también y sentí como su sexo se endurecía cada vez más dentro de mí.
Sabía que le encantaba sentir mi cuerpo pegado al suyo, mis senos rozando su pecho y mi respiración excitada en su oído. A mí también me encantaba. Aquello hacia que ambos nos excitáramos cada vez más. Hasta que mi vagina empezó a contraerse presa del orgasmo, estrujando su verga entre sus paredes y haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera. Pocos segundos después también él alcanzaba el éxtasis. Su sexo se hinchaba dentro de mí y su blanco y caliente semen me llenaba. La ...