Secuestrados
Fecha: 28/01/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos
... otros hombres, pero su mente volvía una y otra vez hacia su hijo. Dejó de tocarse. No quería correrse así, pensando en él. No podía.
—¡Ya basta! ¡No sigas! ¡Déjalo ya! ¡Es tu hijo! –dije en voz alta mis pensamientos.
Mi hijo se acercó a ver mi coño peludo brillante y chorreante de jugos. Empezó un cunnilingus salvaje…Y perdí el control. Abrí la boca todo lo que pude y empecé a devorar su verga con voracidad, sintiendo como cada vena se deslizaba ásperamente por mis delicados labios, hasta que finalmente la gruesa cabeza pegó contra mi garganta y vi que me había comido poco más de la mitad. En ese momento mis mejillas se hundieron y empecé a moverme lentamente de atrás para adelante, sintiéndome la peor de todas las mujeres.
Sus dedos se deslizaron por mi cabello, tímidamente al principio, aunque después de algunos intentos sujetaron mi cabeza con firmeza. Entonces su miembro comenzó a bombear mi rostro con movimientos suaves pero contundentes: de lado contra mis mejillas, hacia mi garganta, de atrás para adelante. Mis suaves gemidos ahogados se escuchaban, ya que mi cuerpo seguía acelerándose como nunca antes, con un hambre sexual tan voraz que me tenía frotando mis manos por mi cuerpo, como si fuera una perra en celo.
-Voz: Carmen, acuéstate boca arriba en la cama. –Abrí ligeramente las piernas– Ahora, muchacho, hazla tuya.
Mi hijo apoya mis manos sobre el colchón. Estoy está casi aplastada debajo de su cuerpo, pero al hacerlo su glande se abre paso y se ...
... cuela unos milímetros dentro de su coño. Abro los ojos asustada. Su glande está completamente dentro de mi coño. Aprieto con fuerza tratando de detener el peligroso avance. Siento el calor de las paredes de mi vagina envolviendo la punta de su polla. Estoy en la gloria.
—Carmen: ¡Sácala, Iván! – ordeno a mi hijo con un hilo de voz.
Ambos estamos muy excitados y hace lo posible por retirarla. Saca ligeramente unos milímetros su glande de mi interior. Su polla se adentra de nuevo en mi coño materno. Ya no puede más. La tensión, el momento, la rabia o vete a saber qué, hacen que apoye con fuerza sus manos sobre el colchón y empuja su polla contra mí. La primera embestida es bestial, porque estaba intentando frenarlo, pero la fuerza de su cuerpo ha hecho el resto y noto como su verga entra por entero en mi coño hasta llegar hasta el final. Ni yo mismo me lo creo, pero me la ha metido de golpe, ¡Con todas las ganas y hasta lo más profundo!
− Yo: ¡Ahhhhh! –gimo, abro mi boca intentando captar algo de aire.
− Iván: ¡Joder! – dice apresado en mi conducto prohibido, la cueva del pecado. Aquel sexo que envuelve tan maravillosamente su polla pudiendo sentir un calor más que gratificante.
Se va retirando lentamente y ese movimiento hace que mi gusto sea aún mayor. No quiero que termine nunca. Es tanto el placer que siento que no puedo controlar mi cuerpo y hago que empuje de nuevo con todas las ganas mi pelvis para ser clavada de nuevo hasta lo más profundo de mi coño.
− ...