Desafío de galaxias (capitulo 53)
Fecha: 12/08/2017,
Categorías:
Intercambios
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... llamada y van en inercia adentrándose en el Páramo.
—En inercia tardaran años en atravesarlo ¿A qué distancia están?
—300.000 km.
—¿Hay más naves cerca?
—Salvo las de escolta, no hay más naves en cuatro millones de kilómetros.
—No corramos riesgos, zafarrancho de combate, arriba escudos, intercéptela, pero que los escoltas no la ataquen. Mientras voy a cambiarme, —diciendo esto, salio del puente mientras las alarmas de zafarrancho saltaban estridentes. Unos minutos después, regresó duchada y uniformada—. ¿Alguna novedad?
—La tenemos asegurada con un haz magnético. Es una pequeña nave civil de recreo y está abarrotada: las bioseñales son múltiples y son bulban. No tienen asegurado el computador de navegación, podemos intervenirlo.
—¿Sistemas de armas, explosivos…?
—Negativo. Están limpios.
—De acuerdo. Controla sus sistemas e introdúcela en el hangar de vuelo. Alerta a la infantería, que tomen posiciones.
Lentamente la nave entró por el portón del Fénix y aterrizó mientras era rodeada por los soldados. La escotilla de la nave se abrió y varios entraron en su interior encarando sus armas, mientras Marisol, desde un punto resguardado, asistía al asalto. Los ocupantes fueron saliendo y los soldados los obligaron a pegarse contra la pared donde fueron cacheados. Profundamente sorprendida, Marisol se acercó lentamente al sitio donde una veintena de niños bulban, sentados o arrodillados en el suelo, se arremolinaban detrás de siete hembras que ...
... intentaban protegerlos con sus cuerpos. Los niños lloraban asustados, pero cuándo vieron a Marisol, instantáneamente el miedo se transformó en pánico, tanto, que las hembras, con cara de terror, casi no podían controlarlos.
—Pepe, que los soldados bajen las armas y se retiren unos metros, —le dijo al coronel al mando—, deja solo uno a cada lado.
Los soldados se retiraron, pero las muestras de terror seguían, por lo que Marisol optó por agacharse y poner una rodilla en el suelo, al tiempo que hacia un gesto a los dos soldados para que hicieran lo mismo. Poco a poco, los niños se fueron tranquilizando al igual que las hembras. Marisol señaló a un niño que tenía una herida en un brazo, he hizo un gesto a la hembra más cercana para que se acercara.
—Está herido, podemos ayudarle.
—¡Por favor, no nos haga daño! No somos combatientes.
—No os vamos a hacer daño. El niño necesita ayuda.
—No somos combatientes, no somos combatientes, no le hagas daño a los niños.
—No les voy a causar ningún daño a los niños, soy…
—Todos sabemos quién eres y las cosas que haces: no nos hagas daño, no somos combatientes.
—¡Pero que cojones…! Podemos ayudar a ese niño. Por favor, deja que el médico le vea, —dijo Marisol armándose de paciencia y tendiéndola la mano con la palma hacia arriba. La hembra, después de unos segundos, hablo con el niño que se negaba a separarse de ella. Finalmente, optó por cogerle en brazos y acercarlo. Marisol hizo una indicación al médico, que se acercó y se ...