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El día que cambió mi vida matrimonial.
Fecha: 15/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues
... entré a orinar. Fue entonces que escuche aquellos raros ruidos que provenían de una de las habitaciones del fondo, lo que se me hizo raro pues casi nunca teníamos visitas; decidí inspeccionar lleno de una extraña sensación que comenzó a invadirme y a hacerme temblar de pies a cabeza. Sin llamar me acerque poco a poco y de igual manera se me fue congelando la piel por los gemidos que entonces pude distinguir. Quería seguir avanzando pero mis piernas no me respondían cuando reconocí la voz de mi esposa y unos frecuentes y prolongados chasquillos que eran respondidos con sus largos suspiros femeninos. Con loco frenesí y llena de placer, Mireya gemía como loca una y otra vez diciendo ¡aaaah.! ¡ooouuuh! ¡papacitooo.! Esto sucedía una y otra vez. La puerta de aquella habitación estaba entreabierta, lo suficiente para darme cuenta de todo y con lentitud y lleno ansiedad me acerque más para ver que sucedía y. ahí estaba. el tipo aquel que en la sucursal bancaria alardeaba a mi mujer, desnudándola lascivamente con la mirada. La escena era terrible pero muy erótica, algo dentro de mí me hizo sentir una extraña y desquiciante sensación de ansiedad y deseo. Mireya abrazaba al tipo por la cabeza y acercándole a ella, sobandole los cabellos y levantando frecuentemente la cabeza seguido de sus alaridos; sus senos desnudos eran literalmente tragados por la boca de aquel tipo y su lengua giraba frenética y circularmente por sus pezones erguidos. Hacía esto una y otra vez. Parecía que lo ...
... disfrutaban porque las mejillas de sus caras ardían mientras las grandes manos de aquel sobaban las duras piernas y las redondas nalgas de mi mujer que aún eran cubiertas por la diminuta pantaleta beige que ella lucía entonces (y que tanto me gustaba pues le hacía ver un trasero bien apretado y frondoso y que bien compaginaban con el tono moreno claro de su piel). Yo no podía creer lo que veía pero mi entrepierna comenzó a respingarme con fuerza, ellos sin embargo no se habían dado cuenta de que yo estaba ahí y seguían en lo suyo. El tipo se cansó de acariciar y apretar sus duras nalgas, luego metió su mano con ansiedad bajo la pantaleta y ella se pegaba a él con locura besando su boca, sobando y entrelazando sus lenguas con pasión y ansiedad. El ya no tenía camisa y su dorso moreno y con algo de bello fue recorrido ahora, por la boca de Mireya bajando poco a poco hacia la parte que al parecer ella tanto deseaba tener, deteniéndose en las tetillas del hombre. Permanecí ahí sin decir ni hacer nada. Alguna lágrima salió de mi pero también debo decir que a la vez disfrutaba de aquello que veía. Ella bajo más y más por el dorso del tipo y yo sentía que iba a explotar de pasión, con las manos bajo el pantalón del tipo y lamiendo sus peludas y largas piernas, bajo la trusa sorprendiéndose con gozo al mirar el largo y venoso cuerpo del pene de aquel tipo que tenía ya el glande morado y a punto de explotar de la excitación. Nunca olvidaré la cara de ella y la manera como con desesperación ...