1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 16)


    Fecha: 07/01/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    —Te aseguro que después del discurso que te has soltado, al emperador todavía le están dando aire: debe de estar cabreado de cojones, —dijo Ushlas mientras la ayudaba a quitarse el arnés místico. Una vez desnuda, la puso una batita corta de seda—. Me encanta como te queda esto: como se te marcan los pezones y los músculos.
    
    —A mí lo que me encanta es lo fetichista que eres.
    
    —Un día de estos, te voy a poner ligas y corsé, —dijo Ushlas riendo.
    
    —Ni lo pienses.
    
    —¿No te apostaras nada?
    
    —¡Joder nena…! —no pudo seguir porque los labios de Ushlas no se lo permitieron. Se besaron mientras Matilda empezaba a desnudar a Ushlas, cuando llamaron a la puerta.
    
    —Como sea A2 te juro que le corto… un circuito, —exclamó Ushlas recomponiéndose la ropa.
    
    —El nunca llama: pasa directamente. Además, estamos en un hotel tía, no estamos en el Tharsis, —dijo Matilda riendo divertida—. Se te va la olla: que lo sepas.
    
    —Voy a ver quien cojones es, —y mirándola con ojos felinos, añadió—. No te enfríes, que ahora vuelvo.
    
    Salio al salón de la suite, abrió la puerta y desde el dormitorio, Matilda, la oyó hablar animadamente con alguien.
    
    —¡Matilda, tienes visita! —gritó Ushlas desde el salón. Se anudó la bata y salio del dormitorio.
    
    —¡General Hassard! —exclamó Matilda al ver al general sonriendo en medio del salón mientras abría sus acogedores brazos. Se aproximó a él y se fundió en un afectuoso abrazo—. Que alegría. ¿Cuánto hace que no nos veíamos? Un montón.
    
    —Desde ...
    ... que salvaste mi viejo culo en Yenizze, —respondió el general, provocando las risas de los presentes—. Si no hubiera sido por ti, el hijo de puta de Rahoi todavía me estaría dando por él.
    
    —Anda, anda, no exageres.
    
    —Matilda, estás esplendida, eres tan preciosa como tu madre, y mira que eso es difícil. Y tu amor también, —dijo mirando a Ushlas—. Déjame presentarte a alguien que lleva tiempo dándome la tabarra para que os presente, —se volvió para tender la mano a su acompañante. Era una hembra humana y llevaba uniforme de oficial de estado mayor de la División de Inteligencia Federal—. Te presento a mi ayudante, la teniente comandante Nicci.
    
    Matilda se aproximó, y mientras esta intentaba saludarla militarmente, la dio dos besos.
    
    —¿Eres de Nueva Italia? —preguntó amigablemente.
    
    —Si, mi señora, de Nova Florencia, —se sentaron y comenzaron a charlar de forma animada sobre las maravillas italianas. Finalmente, Hassard entró en materia.
    
    —Mira Matilda, tus victorias en Karahoz e Hirios 5, unido a la muerte del mariscal Rahoi, ha enloquecido a una parte de los miembros del Consejo Federal. Todos quieren apuntarse algún merito cuando todo el merito es tuyo y de tu gente.
    
    —Son políticos, —intervino Nicci—. Y no hay nada más despreciable que ellos. Salvo el emperador, por supuesto.
    
    —Los políticos son un mal necesario, no lo olvides, —la reprendió amigablemente, y mirando a Hassard añadió encogiéndose de hombros—. Mi general, que se apunten lo que quieran: me la ...
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