Aburridas
Fecha: 10/08/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... amiga había descrito semanas atrás. No llegué al clímax, mis caderas no vibraron espasmódicas, pero nunca había sentido un hormigueo tan intenso en mi sexo.
No eyaculó en mi boca. Lo odié por ello. Prefirió detenerme para encajarla en la garganta de mi amiga, cuyo estómago recibió el premio. Como si fuera capaz de leerme la mente, me tranquilizó. El próximo día mi semen será para ti. Hoy has dado un paso importante pero aún es pronto.
Quiso conocer nuestros nombres reales, el de nuestros maridos, así como el de nuestros hijos. Respondimos sumisas. También le dijimos dónde vivíamos, no quiero la dirección, solamente el barrio. Todo ello con aquel miembro orgulloso presidiendo la charla, desafiante, que Bibi primero y yo cuando lo ordenó, acariciamos sin descanso para que no perdiera vigor.
Se me hace tarde, anunció mirando el reloj metálico de pulsera, así que tú, Dama Aburrida, vacíame de nuevo antes de que os despida de mi coche. Diez minutos después lo abandonábamos silenciosas, Bibi con la garganta irritada, yo con los pechos inflamados.
***
En menos de una semana volvimos a quedar con el caballero del que desconocíamos el nombre. Involuntariamente había entrado en el juego de Bibi, sintiéndome más ansiosa que ella ante el nuevo encuentro.
No lo demostraba, claro, pero interiormente era así. Extrañamente, además, no habíamos comentado nada entre nosotras. Las cuatro veces anteriores nos habían dado tema de conversación, incluso de discusión, durante ...
... horas, mientras ahora éramos incapaces de comentar nada como si el secreto debiera circunscribirse al interior del Audi A6.
Pero no puedo negar que viví los seis días más excitada de mi vida. Suelo llevar salva-slips por una cuestión higiénica, pero era tal la cantidad de flujo que mi sexo desprendió aquellos días que tuve que sustituirlos por compresas.
Así que cuando nos recibió sentado en su altar me entregué tanto o más que mi amiga. No soy capaz de alojar aquella monstruosidad en mi garganta como ella sabe hacer, pero a ganas, a voluntad, no me iba a superar.
Otra vez quiso que se la chupáramos las dos simultáneamente, pero la que le lamía los testículos también debía subir por el tronco, ordenó. Cada minuto que pasaba me sentía más sucia, más inmoral, más puerca, más entusiasmada con el juguete que compartía con mi amiga. Sentí celos cuando noté que nuestro hombre se acercaba al orgasmo y era Bibi la que le estaba chupando el glande. Afortunadamente, el caballero nos ordenó cambiar de papeles.
No solo sentí una descarga eléctrica cuando su simiente inundó mi boca. Gemí feliz, sorbí ansiosa, dichosa por el premio recibido. Bibi recibió su jarabe media hora más tarde, mientras era yo la que trabajaba la entrepierna para aumentar el placer de nuestro dueño.
***
Volvimos a Montjuic, al Audi A6, dos veces más aquel mes de noviembre. La primera a media tarde de un lunes, cuando el sol otoñal aún no se había puesto. Temí ser vista por alguien pero ello no me ...