1. Separada, Necesitada.


    Fecha: 30/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Ella, de estatura superior a la media, tenía el cuerpo deseable, la proporción perfecta entre cintura y cadera, entre tetas y glúteos, piernas largas agradables, cara visualmente muy atractiva con increíbles ojos celestes que encandilaban a los varones y trastornaban de envidia a las chicas. No faltaba nunca a clases; era prolija, generosa y devoraba todos los libros que llegaban a sus manos con una avidez digna de encomio. Los estudios universitarios nos cruzaron y nos enamoramos. Nos dimos el primer beso luego de escapar juntos de la represión a una movilización estudiantil. Poco tiempo después además de clases teóricas, trabajos prácticos, horas de estudios o de repaso, etc. , compartimos almohadas de hoteles alojamiento. Nos recibimos, tuvimos desavenencias, nos separamos en discordia, nos casamos, con otro ella y con otra yo. Al tiempo nos volvimos a encontrar, en un evento empresario, y reanudamos el contacto, esporádico y fundamentalmente virtual – vía email, telefónica y, muy espaciadamente, en una mesa de restaurante o café cuando coincidíamos, por trabajo, en la misma ciudad. Ella, casi imperceptiblemente disminuidos con el paso del tiempo y embarazos, conserva sus, raros, atributos físicos de femineidad. Dos semanas después del email, viajé a una ciudad distante 140 km de Rosario. Al enterarse, ella, me invitó a cenar en su casa. Llegué a minutos de las 20:00 hs. Estaba sola, las nenas en casa de los abuelos. Apenas pasadas las 23:00 Hs, en la penumbra de su ...
    ... cuarto (híper calefaccionado) le acariciaba despacio, con la mayor sutileza, los pechos y el entrepiernas, le pasaba la lengua por el oído y le susurraba cuanto me encanta. Nos fuimos desvistiendo lentamente, intercalando besos apasionados, de esos besos que indican que es solo el comienzo de algo intensamente deseado. Ya sin ropas, ambos, me subí encima suyo, le masajeé las tetas con caricias suaves, que sabía que le encantan, le besé y mordí el cuello sutilmente. Se le subió la excitación al rostro y a su voz: -¡Cuánto me gustas, Juaaann!!- Le introduje la lengua en la boca, le lamí los pezones, el ombligo, el vientre plano, baje hasta el entrepiernas y metí lengua y un par de dedos en el orificio que reaccionó con contracciones intensas e involuntarias de los músculos y abundante humedad. Presa de agitación viva y vehemente hizo que me tumbara en el colchón, me besó ardiente, impetuosa mientras acariciaba mi miembro, bajó hasta mi pecho mordisqueó suave mis tetillas mientras con su mano seguía estimulando mis testículos y verga. Llegó, por fin, al pubis se aplicó a dar cuenta de mi garrote vil, lo llevó a la boca entero hasta la garganta, luego despacio y pegando los labios a él lo chupó reiteradamente, con la lengua recorrió en el glande, dio vueltas alrededor del tronco, para volver a introducirlo a la boca por un largo rato. Yo me estremecía, sudaba y gemía de placer, pero no quería eyacular sin siquiera cogerla. La empujé con firmeza para obligarla a soltar su presa (mi ...
«12»