La chica del camping
Fecha: 25/12/2018,
Categorías:
Primera Vez
Sexo en Grupo
Lesbianas
Autor: aboixbcs, Fuente: xHamster
... contra el que enfrentarme. Pero bueno… Sé cuáles son y sé que puedo prepararme para enfrentarme a ellos cuando sea oportuno. Así que, en definitiva, soy optimista con mi evolución y eso me hace pensar en un futuro mejor y… -Eva sonrió maliciosa antes de volver a hablar -…Y además soy una verdadera maestra en las artes sexuales para una mitad masculina del pueblo y un putón verbenero para la otra mitad. A eso se le puede sacar mucho partido –dijo riéndose en tono sarcástico-superado.Mientras hablaba vi como se acercaba a nosotras desde popa una moto acuática. La llevaba un tío que, cuando estuvo a nuestra altura y nos vio desnudas, exclamó:-¡Dios bendiga a Neptuno por enseñarme estas sirenas! ¡Vaya dos preciosidades he visto en el agua!-.Y, tal y como se acercó, se marchó sin darnos opción a respuesta.-¡¡Mierda!! ¡Nos faltan caballos para ir a su alcance! –dijo Eva riendo -¡Se nos escapa el buenorro!! –y puso un simpático gesto de velocidad agarrada al timón del motor fueraborda con el que tuve que echarme a reír.-¡Vuelveeeeeee! ¡No nos abandones! –empecé a gritarle al desconocido que, a lo lejos, ya era imposible que me escuchara.Luego, mientras terminamos de reírnos, cogimos la ropa y volvimos a vestirnos. La playa estaba cerca y había que desembarcar y encontrar a mi hermana.Sacamos la barca del agua y Eva se acercó a por el coche y el remolque para echarla en lo alto. Mientras lo hacía, el chaval de la moto acuática apareció de repente y, tras dejar la moto embarrancada ...
... en la arena, me dijo:-Que sepas que te he escuchado pidiéndome volver – sonrió –Me encantaría poder conoceros pero… – y me enseñó un anillo de casado mientras esbozaba el más salao de los gestos que había visto nunca en la cara de un tío –No dejéis nunca de sonreír y de tomaros la vida con humor. Sois la fantasía de muchos hombres –.-¡Vaya!... Gracias! –No me dio tiempo a decirle nada más porque echó a andar hacia el aparcamiento.Eva se lo cruzó mientras maniobraba para acercar el remolque a la orilla.-¿Ese no era…? –me preguntó.-¿El buenorro que ahora cree en las sirenas y que las ha dejado escapar, a pesar de que nos ha escuchado gritarle que volviera, porque está felizmente casado? Sí, era él… -.-Y no creo que su mujer… – Eva terminó de decir esa frase con gestos. Hacia movimientos de muñeca con la mano con el dedo índice extendido como si estuviera inmersa en un proceso deductivo que, a juzgar por sus complementarios movimientos de cabeza, no tenía pinta de llegar a buen puerto -¡Qué egoístas son algunas mujeres! –terminó diciendo de nuevo en voz alta y tono indignado.-¡Ni que lo digas! –suspiré –Y nosotras que zorrones, siempre pensando en lo mismo –y nos echamos a reír.Subimos la barca al remolque y salimos de la playa. Durante los cinco minutos que duró el trayecto hasta el bar en el que debía estar Inés, a Eva y a mí nos dio tiempo de ir saltando de tema en tema hasta que terminamos hablando de Fer, de Gabi, del fin de semana de sexo en grupo que habíamos vivido y del ...