1. Travesuras con mi hermanita en el autobus


    Fecha: 18/12/2018, Categorías: Incesto Autor: LadyClarisa, Fuente: SexoSinTabues

    ... suspirar. Dirigí la punta hacia ese diminuto sitio y al sentir la irrupción, Darla lanzó un gritito. —Lo siento —le dije. Hizo un mohín inflando las mejillas. Lucía muy hermosa en la oscuridad. Volvió a enredar sus brazos a mi alrededor y frotó su vulva tierna contra mi pene experimentado. Lo mejor de todo es que no estaba haciendo sus brincos con seriedad. Se reía y jadeaba a la vez. Se limpió un poco de sudor que le resbalaba por la cara y seguía a lo suyo. —Bebe mi semen —le pedí. —¿Qué? —Hazlo. Rápido. Ella se quitó y se acostó sobre mi regazo. Empezó a chupar con devoción, apretando mis testículos y jugando con la rosada punta de mi glande. Acaricié su espalda húmeda y tiré de su cuero cabelludo. Gemí. Me sentía en el paraíso con esa lengua infantil bañando de saliva todo mi miembro. Durante media hora más, la niña chupó mi polla hasta que se cansó el cuello. —Auch… —dijo, sobándoselo. Estaba bañada en sudor, igual que yo. —Ya viene —me masturbé para ella, y entonces noté la descarga de semen a punto de venir. En ese instante, el maldito anciano volvió a levantarse. Yo no pude pensar en nada. Iba a eyacular y no podía detenerme. Por fortuna, Darla me salvó. Se cubrió con la sábana. También tapó mi cintura. Su boca encerró mi pene. Coloqué la mochila sobre su cabeza y eyaculé en la boca de mi hermanita. Fue una descarga abundante. Vi estrellas. El señor paso junto a mí sin mirar nada. La lengua de Darla se movió para tragarse todo el líquido blanco. Esperó con mi polla ...
    ... entre su boca, dándole besitos en secreto. Seguía cubierta por la sábana. El hombre salió de baño y volvió a su asiento después de diez minutos. Luego de eso, le quité a Darla el cobertor. Ella salió al fin, empapada de sudor, con el pelo pegándose a sus mejillas y un poco de semen caliente en los labios. —Uf… —exclamó. Le di un pañuelo y ella se lo pasó por el cuello y los pechos—. ¿Cuánto tiempo nos falta? —Dos horas para llegar —le dije, consultando el reloj. —Genial. Ya quiero ver a la abuela. —También yo. Anda, vístete. Se rio encantadoramente, como si nada hubiera pasado. Le ayudé a cerrarse la blusa. Se acomodó el pelo y le hice una coleta para que lo tuviera más cómodo. Dado que ya había eyaculado, la culpa me invadió y me quedé estático en mi silla, pensando en la desgracia que acababa de hacer con una niña de diez años. —¿Alex? —¿Sí? —¿Lo podemos volver a hacer cuando regresemos? La miré con una sorpresa en la cara. Coqueta. Perfecta. Curiosa. La adoraba tanto. —Si te esperas unos minutos, podrás seguir haciéndolo. —¿De verdad? —Sí —le prometí, y unos diez minutos más tarde, mi pene estuvo listo de nuevo—. Ya sabes qué hacer. Me guiñó un infantil ojo. Esta vez no se desnudó. Simplemente se acomodó entre mis piernas y se dedicó a chupar con distracción. Conservamos un poco sobre la abuela y cosas de la escuela. A la hora de estar mamando su primera polla, Darla se quedó dormida. Le acaricié la cabeza y los hombros. —Te quiero —susurré, esperando que pudiera escucharme. 
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