1. Mal amigo?


    Fecha: 18/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... -dijo-. Yo quiero ver sexo.
    
    Mi amigo buscó la sección orgías y aparecieron las imágenes. Karen se inclinó sobre mío. Su mejilla estaba muy cerca de la mía y podía sentir la presión de sus grandes senos en mi espalda, mientras ella ponía sus manos en mis hombros. Los minutos que estuvimos mirando las fotos fue para mí una verdadera tortura. Por último, me levanté y, explicando que era muy tarde, me despedí.
    
    Decidí no volver a esa casa. No quería hacer una locura. No me lo perdonaría. Pasaron varias semanas en que se hizo notar mi ausencia. Edmundo se llegó a enojar conmigo por ser tan ingrato. Y yo tenía que callarme la boca.
    
    Pero, llegó el día en que no pude evitar ir de visita. Iban a celebrar el cumpleaños de Edmundo y en esa ocasión no podía estar ausente. Para mayor problema, fue Karen la que me llamó y me dijo que necesitaba mi ayuda para prepararle una sorpresa, pues como conocía mi habilidad para cocinar, quería que le ayudara a preparar una cena especial. No pude negarme y fui.
    
    La cocina era estrecha, así que, a cada momento, Karen pasaba detrás de mí y sentía su cuerpo pegado al mío. Comencé a sudar y no por el calor del horno, precisamente. Durante media hora fue un refregar de cuerpos que me parecía absolutamente involuntario, pero yo estaba como toro y pensé, con toda seriedad, ir al baño y darme una buena masturbada para quitarme las ganas. Pero, las cosas fueron diferentes. Karen comenzó a hablar de su vida íntima, de cómo "lo hacían" con Edmundo y ...
    ... cosas por el estilo.
    
    Ella me daba la espalda. Yo no pude aguantarme. Sabía que, si todo eran ideas mías, me llevaría una gran bofetada y la enemistad de mi amigo, pero el instinto fue más fuerte. La abracé desde atrás, pegué mi cuerpo al suyo y la agarré por los senos.
    
    -¡Te costó decidirte! -me dijo ella.
    
    En ese momento perdí absolutamente la razón. Le levanté la falta y, mientras ella se quitaba el calzón, saqué mi miembro. Le palpé su sexo y lo tenía muy mojado. Puse mi pene en la entrada de su vagina y la penetré ahí mismo. No quise darla vuelta porque si le veía la cara me iba a sentir miserable.
    
    No duré mucho. Con la calentura y la forma maravillosa en que movía su trasero, descargué a los pocos minutos. Pero fue un orgasmo de competencia. ¡Hubiera ganado el primer premio! Casi se me doblan las piernas de puro gusto. Extrañamente, a pesar de lo corto del coito, noté que ella sufría las convulsiones propias de su orgasmo. Se inclinó y colocó la cabeza sobre el mesón.
    
    -¡Oooooh! -exclamó en un suspiro-. ¡Eso estuvo muy rico!
    
    Y dándose vuelta, me zampó un mojado beso en la boca.
    
    Inmediatamente volvimos a lo nuestro como si nada hubiera sucedido. La fiesta resultó un éxito, el plato que preparara yo fue muy elogiado y todo de maravillas. Edmundo estaba feliz. Yo era el único que me sentía como la mierda. ¡Había traicionado a mi amigo!
    
    Karen notó mi desánimo. En un momento me pidió que le ayudara a llevar los platos a la cocina. Cuando estuvimos allí se ...
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