1. Mi estado de coma


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: angel18, Fuente: CuentoRelatos

    ... increíble estar reconociendo el bailoteo de los dedos sobre el teclado de su teléfono celular… Está llamando a alguien…
    
    “¡Hola!… ¿Cómo estás?… – se producen cada tanto los consabidos instantes de silencio después de cada frase, señal de que alguien contesta -… Y… ahí andamos, remándola como se puede… No, no, por ahora está estable… Lo sacaron de terapia porque respira por sus propios medios… No es para ilusionarse mucho pero es algo, qué sé yo… Y… sí… ¿Vos, Gasti? ¿Cómo estuvo tu día?…”
    
    Gasti… está hablando con Gastón… Claro, es más que probable que ese pobre chico esté encargándose de todo lo referente al negocio al estar yo en el estado en que me encuentro…
    
    “Sí… yo también te extraño mucho…”
    
    Si mi corazón sigue funcionando, estoy seguro que durante unos segundos debió haberse detenido… Gastón y Liz se conocen desde ya… pero… ¿tanta confianza? ¿Qué es eso de que lo extraña mucho? Siento impulso de crispar los puños y de abrir los ojos… pero mi cuerpo… por supuesto, sigue sin responderme…
    
    “Y… – sigue diciendo Liz -. Yo… hoy me voy a quedar acá… Entendeme…”
    
    ¿Entenderla? Le está diciendo que se iba a quedar la noche cuidando a quien es su novio y su por ahora trunco esposo… ¿Y él tiene que entenderla? ¿Entender qué?
    
    “Jaja… Sí… Ya sé Gasti… ya sé… Yo también tengo ganas de verte esta noche pero… ya habrá oportunidad… disculpame… Dale, dale… sí, sí, quedate tranquilo… Ajá, está bien… Listo, listo… Te mando un besito… ¡Yo también! Chau chau…”
    
    Y cerró el ...
    ... diálogo con un inconfundible “chuic”… Esto tiene que ser un sueño… Tiene que serlo… Una pesadilla… El destino, que se burló de mí en la ruta al tronchar mi casamiento y mi felicidad, ahora se complace en dejarme inmóvil sobre una cama de hospital escuchando palabras que taladran mis oídos y me desgarran por dentro… Pero no puede ser real, claro que no… Yo voy a despertar de esto…
    
    Las horas pasan. Todo parece discurrir con normalidad. Como suele ocurrir en los hospitales los ruidos de los pasillos se van apagando poco a poco en la medida en que llegan las sombras de la noche pero cada tanto el silencio se ve interrumpido por alguna enfermera desplazando algún carrito o bien por algún timbre de llamada desde alguna habitación… Se nota que ya es noche cerrada… Alguien se acerca… Oigo los pasos y luego los goznes de la puerta al entreabrirse…
    
    “¿Cómo va todo? ¿No vas a intentar dormir un poco?” – reconozco la voz; es el mismo médico al que escuchara tantas veces antes hacer anuncios sobre mi estado y mi evolución. Ahora resulta que la tutea…
    
    “No puedo dormir en una silla, no hay caso” – responde Liz, entremezclándose sus palabras con un bostezo y una aparente sonrisa.
    
    “Podés usar la otra cama… No hay problema”
    
    “Pero… ¿y si llegara algún interno en la noche?”
    
    “No va a llegar – responde lacónicamente el médico, por cuya voz ya deduzco para esta altura que es un hombre joven, tal vez de la edad de Liz, o sea que debe haberse graduado hace muy poco -. Ya me encargué de ...
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