La señora Ysabela y yo (1)
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... parece?- pregunté tímido.
- Por supuesto, es la más grande que he visto en mi vida.- respondió mientras acariciaba el miembro. ¿Cuánto mide?
- Pues, la verdad que unos 25cm.- respondí con el color que se me subía a la cara.
- Uyyyyyyy, eso sí tengo que comprobarlo.- respondió emocionada sin soltar mi pene.
Sus movimientos fueron aumentando hasta lograr su erección total. Y así, a dos manos, me masturbaba como hipnotizada.
- ¿Alguna vez has tenido sexo con una mujer mayor?- preguntó con la mirada destilando lujuria.
- Nunca.- respondí.
- ¿Te gustaría hacerlo conmigo?- dijo sonriendo.
- Claro que sí.- dije con los nervios en su más alto grado.
Nos arreglamos un poco las ropas y ella me llevó de la mano hasta su cuarto. Yo miraba en silencio como mi vecina se iba despojando de cada una de sus prendas y quedaba completamente desnuda. Ella sonrió al verme tan obnubilado por su presencia. Yo salí de mi estupor y rápidamente me quité la ropa.
Ella se subió en la cama y de rodillas me llamaba a seguirla. Sin demora me subí y coloqué delante, nuestros labios se unieron mientras su mano se deslizaba agitando mi pene.
- Acuéstate, pequeño.- dijo ella.
Su boca se paseó a lo largo y ancho del miembro con una habilidad propia de la madurez, mientras me observaba disfrutar de su labor, yo sujetaba su cabello que caía sobre su rostro, esta nueva sensación hacía volar mi imaginación a límites que no conocía. Luego ella tomó posición y se acostó abriendo ...
... las piernas, yo me acerqué para sentir el aroma venusino de la señora y mi lengua empezó a trabajar(que buen trabajo) su vagina, sin descuidar ningún pliege ni su imbatible clítoris que se elevaba apetecible.
- Para ser primerizo, lo has hecho muy bien.- dijo satisfecha. Pero ya es hora de probar a ese monstruo.
Se volvió a acomodar y yo me coloqué en posición, acomodando sus piernas. Ella dirigió mi pene hasta la entrada de su vagina, que brillaba por sus jugos, y lentamente fui introduciéndome.
La señora Ysa abrió los ojos al sentir mis primeros centímetros que se deslizaban a través de su cuerpo, que a pesar de sus 34 años, se conservaba más que apetecible. Cada movimiento producía en ella gemidos lastimeros y gozosos, y yo no me detenía por nada, al sentir la dulce opresión que su vagina le daba a mi pene. Así, centímetro a centímetro avanzaba en su interior caliente y húmedo en desmedro de sus quejidos.
Una última embestida fue acompañada del salvaje grito de mi vecina, que de esta manera sabía que mi pene se encontraba completamente dentro de ella.
La imagen que se mostraba ante mí, quedó grabada para siempre en mi mente. Ahí se encontraba la mujer más hermosa que conocía, desnuda y caliente, disfrutando con mi sexo en el suyo, en ese momento no me importó su esposo ni sus hijos, ella era mía.
Excitada me jaló hacia sí, y abrazados nos besamos mientras sentía sus piernas cruzarse trás mi espalda.
- No te muevas que quiero sentirte.- dijo cerrando los ...