Con el cuarentón del gimnasio. Parte 1
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: nenesex, Fuente: CuentoRelatos
Hola a todos, les voy a contar lo que me sucedió hace un año un día normal que estaba por el gimnasio.
Lo primero de todo es presentarme, me llamo Dani y tengo 20 años, desde los 15 años tengo clara mi orientación sexual, aunque soy muy reservado a la hora de decirlo. Soy un chico normal, delgado, estatura media, cara de bueno, piel clara, poco vello, un culito redondito y un pene normalito.
Siempre me han gustado los chicos más o menos de mis características con los que ya había tenido alguna relación, pero de un tiempo a atrás empecé a fijarme en los hombres adultos de muchos más años que yo. Nunca había tenido nada con un hombre así hasta ese momento. Me daba algo de miedo, quizás que me doblara la edad le situaba en diferente condición y eso me asustaba.
Por aquel entonces yo iba a un gimnasio cerca de donde vivo, tenía algo más de tiempo libre y aproveche para apuntarme al gym y así tonificar mi cuerpo y por supuesto de disfrutar de tíos que por allí iban y se dejaban ver desnudos. Durante unos días fui a diferentes horas para ver cual me venía mejor y decidí ir siempre sobre las 4 de la tarde que es cuando más tranquilo estaba y cuando más maduritos vi.
Unos de los días que fui me llamó la atención un señor que estaba haciendo máquinas, era un hombre de unos 40 años, llevaba puesto unos shorts y una camiseta de tirantes. Era mucho más alto que yo, quizás 1,80m., su cuerpo era robusto, pero no gordo, de fuertes piernas y brazos, con barbita y de mirada ...
... profunda, por su pecho se asomaba una mata de bello algo canoso. Los shorts le marcaban una buena entrepierna y glúteos trabajados.
Ese día no dejaba de mirarlo, no podía quitármelo de la cabeza, cada movimiento que hacía cada gesto se me iban los ojos a ese magnífico cuerpo. No sabía muy bien lo que me estaba pasando, era la primera vez que me atraía tanto un hombre así. Temía porque me pillara observándolo, y así fue. En varias ocasiones me pillo in fraganti, hasta en una ocasión me saludo y sonrió, cosa que me avergonzó muchísimo. Ese día decidí irme de la vergüenza que estaba sintiendo y del calentón que me había dado.
Al día siguiente volví a la misma hora y con la esperanza de volverme a cruzar con aquel hombre. Así fue, allí estaba ese fabuloso cuerpo trabajando sus piernas y brazos. Yo, irresistiblemente pude evitar observarlo otra vez, ya no me cortaba mucho, algo me empujaba a coquetear con ese señor. Decidí ir más allá y acercarme lo más posible al hombre para poder contemplarlo mejor. Aquel señor se había percatado del juego que me traía, podía notar como se exhibía para que lo pudiera ver mejor.
No sabía muy bien donde me estaba metiendo y el miedo se apoderó de mi...tanto fue que me marché casi corriendo a los vestuarios.Una vez en los vestuarios me desvestí, me enrollé la toalla a la cintura ocultando la erección que llevaba y fui hacia las duchas individuales cerrando rápido la cortina, allí pude relajarme algo y dejar libre mi polla que no disimulaba el ...