(18-C) Los amores de Ana Etxeberría - Relatos Eróticos

(18-C) Los amores de Ana Etxeberría

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Embadurnada de sudor, Ana se bajó de la cama…

-Mmmmmm, te quiero…

… y salió del plano.

En ese momento Claudia cortó la grabación.

-¿Cómo ha salido? –se interesó Ana jadeosa.

-Bestial. Esto se va a vender como churros.

-Ponte las bragas y llévate la cámara. Ya sabes. Ponla a buen recaudo.

-Hecho.

-Un beso, zorra.

Ambas se dieron un piquito con los morritos arrugados.

Con rapidez, Claudia volvió a vestirse y abandonó la habitación con la cámara digital en su poder. Cruzó varios pasillos hasta salir a los jardines del campus. Recorrió varios parques aflorados. Entre la hierba se arrinconaba la sede de la hermandad OMEGA.

Claudia dio el santo y seña, y accedió al interior.

En ese momento se montaba una fiesta a todo tren. Barriles de cerveza. Dos DJs pinchando música. Mucho desnudo y poca vergüenza.

Claudia tuvo que esquivar a tres chicas correteando desnudas.

-Putas locas…

En la cocina se competía en un torneo de cerveza.

En dos salones se jugaba al strip póker, con las chicas medio desnudas.

Claudia subió al segundo piso por unas escaleras. Arriba salían gritos sexuales de ocho puertas cerradas. Casi tropieza con dos chicas borrachas como cubas.

-¡Cuidado, zorras! –se quejó Claudia pero ellas rieron con burla.

En un momento dado, se frenó frente a una puerta en concreto. Pegó con los nudillos la contraseña y alguien abrió desde dentro.

-Pasa –se lo permitió Óscar Lozano en tanga dorado.

-Gracias, ...

... guapetón.

Dentro deambulaban tres chicas desnudas y de lo más bellas. Una cuarta practicaba sexo en un sofá con el vicepresidente Isaac Belmonte.

Claudia localizó al presidente Darío Anglada ciego de porros y sexo pero aún tenía un alto porcentaje de conciencia.

-Hola, chicos –saludó Claudia con la mano-. Hostia puta… -pasó delante una de las chicas moviendo las caderas al estilo Miranda Kerr.

-Claudia, ¿se puede saber qué coño haces? –se le iban los globos oculares a Darío del colocón.

-Ah, lo siento. –Y Claudia se desnudó con rapidez-. ¿Así vale? –posó para recibir el visto bueno.

-Vale de sobra.

-Joder, Claudia, ¿a qué gimnasio vas? Es para apuntarme también –se insinuó Óscar.

-Si quieres follarme dímelo y te dejas de gilipolleces.

-Vale. ¿Quieres follar?

-No, pero con ella sí –señaló Claudia a la chica de antes-. ¿Quién es?

-Brandy Coleman. Es californiana. Ha venido con una beca.

-Si me la preparas te daré 150 euros y una mamada.

-Hecho.

-Gracias, cabronazo.

-Claudia, ¿tienes algo para mí? –la esperaba Darío acostado en la cama en tanga y bata de baño.

-Sí, aquí lo tengo –alzó la cámara digital.

-Perfecto. Siempre he pensado que Ana vale más que esa perra de Irene. Yo siempre apuesto por la mejor.

-Según Ana eres un Judas gilipollas, pero la polla manda y ella siempre sirve al falo patriarcal.

-Así me gusta. He juzgado mal a Ana. Me está sorprendiendo para bien.

-Ana desea saber qué pasará con tu relación con ...