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Por putear tuve que dejarme coger por la policía (Parte 2)
Fecha: 11/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
... así. -“Joder, ¿creen que esta puta pueda aguantar dos puños en el culo? Dijo uno. “¡Ja, ja! ¡Ágamos la prueba!” Entonces, uno de ellos se untó ambas manos con gel, las apretó una contra la otra como si fuese a rezar, y de rodillas frente a mi culito violado empezó a empujar hacia mi interior. Aguanté la respiración; de nada valía oponerme así que lo único que me quedaba era “ayudar” a que entren más fácilmente. Dilaté mi huequito y empecé también a empujar hacia sus dedos. Poco a poco se introdujeron primero los 8 dedos más grandes, hasta que, con algo de presión, ambos pulgares desaparecieron en mi culo completamente expandido. Todos los policías celebraban con risas y gritos y todo tipo de expresiones: “¡qué tal culo de esta puta!”, “¡ábrela todita a esa perra!” Quien fuese que tuviera sus manos dentro de mí empezó a separarlas, expandiendo cada vez más y más mi orto. (Honestamente, yo misma no sabía que podía abrirme tanto!). Cada vez separaba más sus manos, con fuerza, como tratando de partirme en dos; en un momento debo haber tenido un pussy anal de casi quince centímetros de diámetro. Hasta sentía una ligera ráfaga de aire que entraba dentro de mi. El tipo ese era un salvaje – metía y sacaba ambas manos, separándolas al sacarlas. Yo estaba totalmente abierta. Luego de esa continua violación finalmente el resto tomó turnos para meter sus vergas en mi culito y hacer su respectivo depósito de esperma. Estaba tan abierta que ya apenas sentía esos pedazos de carne. El semen que metían terminaba rápidamente escurriéndose por mis muslos. Me penetraron una y otra y otra vez. Perdí la noción del tiempo pero creo que estuve atada a esa mesa más de dos horas, quizá tres. Me hicieron de todo, hasta doble penetración. Al final me soltaron. Apenas podía mantenerme en pie. Me ayudaron a vestirme; había semen por todo mi cuerpo: cara, piernas, trasero, etc. Me dejaron en un parque así como me encontraron, hasta que un taxi me vio y me dejó en casa.