Un día muy calentito
Fecha: 09/12/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... y apenas me bajó un toque la bombacha me derretí cuando ambos comenzaron a lamerme sin ningún prejuicio las piernas, el culo y la chuchi como con toda la experiencia, mientras yo de pie hacía equilibrio entre jadeos y pequeños terremotos en mi cuerpo. ¡esos mocosos parecían olfatear a la perfección mis ganas de garchar cuanto antes!
Después él me sentó de un empujón en la cama para que engulla sus bolas en mi boca y le chupe esa pija venosa, rígida y cabezona, aún con restos de su estallido anterior. Ella incrustaba su lengua en mi semilla que acumulaba una fiebre feroz que me descontrolaba. Por momentos colaboraba con el glande de Luis, quien a sus 20 años solo mojaba con su hermanita. Jamás le conocimos una novia. Es más, una tarde me contó medio drogado que cuando tenía 18 se encerró en el auto del tío con mi hermano Rodrigo para pajearse el uno al otro. Luis le llenó las manos de semen y a los 20 minutos Rodri lo sentó en su falda para colocar su lanza entre su pantaloncito y sus nalgas hermosas, donde luego de una fricción que los hizo transpirar como nunca le empapó el calzoncillito. Mi hermano es gay y vive con su pareja hace años. ¡no saben lo que me calentaba escucharlo!
Al rato Luis me lamía entera al tiempo que yo hacía lo mismo con la concha de Cami que olía a pichí de pañales secos, pero sabía a proyecto de loba culeadora. Eso me enfermaba, lejos de comprender por qué, pues, yo nunca había tenido relaciones lésbicas, como ella, que salía a bailar con ...
... Mara, una morocha bastante machona y ordinaria del barrio. Cami se quedaba a dormir en su casa con frecuencia, y las vecinas hablaban porque en más de una ocasión las vieron a los besos y manoseos por la plaza.
Inmediatamente fui a buscar en sus cajones del placard, y saqué maravillada una gran verga rosa. Su cara de inminente sorpresa me dio confianza, y ni bien se puso en 4 patitas tras besuquearla toda, como alcanzaba para las dos nos metimos esa zanahoria gigante en la argolla con los culitos enfrentados, y así movernos como inspiradas por un deseo sexual cegador, yo con los pies en el suelo pegada al colchón, y ella en la cama. Nos las ingeniábamos lo más bien para mamarle el pito a Luis un rato cada una, y él se motivaba más cuando ella le rozaba el culito.
Estuvimos un largo tiempo así, hasta que me tiré en la cama para que él me coja como a una puta, desbocado y cebado, mientras ella se ponía mi calzón y se hacía pis lamiéndome las tetas, diciéndole chanchadas a su hermano para que me haga estremecer el clítoris cuando se movía de un lado al otro, o la sacaba para frotar su cabecita púrpura contra mi botoncito.
Apenas aquellas frotadas de su pene colmaron mi paciencia cuando me lo esparcía por cualquier parte de mí, me levanté para escoger del mismo cajón entreabierto una bombachita con un pito rojo.
Me la calcé entretanto él intentaba culearse a Cami, aunque solo conseguía rozarle el agujerito con la punta. Entonces la senté en mi regazo de frente para ...