1. Un día muy calentito


    Fecha: 09/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Tengo 23 años, me llamo Laura y hace poco fui mamá por primera vez. Tuve una nena que, hoy por más que me desvele casi todas las noches la amo con locura.
    
    Ahora estoy solita porque el pelotudo de mi ex se las tomó con la turra que nos alquilaba la casa en la que vivimos todo nuestro noviazgo. Seguro hoy vive con ella entre esas paredes. Encima se dio el lujo de decirle a todos sus amigos que la beba no es de él, haciéndome quedar como una regalada, incluso delante de mis padres. Por eso me vine a vivir a lo de mis tíos por unos meses, hasta conseguir algún trabajo, ya que dejé la facu para dedicarme a mi embarazo. Además no podía amanecer bajo las caras de ojete de mi madre, la indiferencia de mi padre y los sermones de mi abuela.
    
    Justamente allí, una tarde en la que estaba de 6 meses me sentía muy caliente. Mi ex durante ese período ni me tocaba argumentando que cualquier movimiento brusco podía hacerle mal al bebé. Para colmo recién me enteraba que era cornuda!
    
    Me encerré en mi habitación y me dispuse a ver una porno. Ese vicio lo heredé de un primo al que siempre le tuve un hambre terrible. El pibito se sabía hasta los nombres reales de las actrices!
    
    Más allá de que me costó entrar en clima, al rato me pajeaba. Cuando un calor interior insurrecto me sofocó me quité el suéter, la blusa y el corpiño para despatarrarme en la cama a mis anchas y tocarme más intensamente, cuando la tele me mostraba a una colegiala sin calzones, con una pollerita divina gateando en ...
    ... una colchoneta para comerle la pija a 4 negros que la rodeaban como para hacerle un baño facial. Hasta que percibí unos gemidos agudos, y seguido unos sollozos, como los de una nena. Creí que era la peli, pero al bajar el volumen oí los mismos quejidos junto a la pared, y recordé que la tía estaba en la peluquería y el tío en el laburo. Pensé que algún degenerado pudo haber entrado a la pieza de mi prima Camila. Pero cuando corrí presa del pánico a mirar, la puerta permanecía entreabierta y las persianas de las ventanas bajas.
    
    Entré, y vi a mi primo Luis encima de ella, los dos boca abajo en la cama deshecha, bajo una luz tenue y sin advertir mi presencia. Todavía caliente por el lechazo de los morenos a la piba de la peli me acerqué a ellos sin medir consecuencias. Le corrí una pierna a Cami y, al hincarme un poquito observé cómo él le deslizaba la pija por la conchita, hasta que decidió correr presuroso a su boquita babeada para hacerle tragar su lechita tibia de una.
    
    Ahora sí supieron que yo estaba allí. No los pude retar porque se me nubló la razón, porque él se me prendió de las tetas para amamantarlas, y porque el aroma de los 18 de Camila que no paraba de tocarse con sus piernas cruzadas me hacía arder la sangre. Le saqué la tanguita sudada de los tobillos, la alcé en brazos mientras pajeaba a Luis, le lamí las orejas, le estiré los pezones y humedecí uno de mis dedos entre sus jugos moviéndolo circularmente para que lo lama. Luis me sacó las ojotas, el pescador, ...
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