De nuevo con ese machazo vergudo que me saca lágrimas
Fecha: 18/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Mara, Fuente: CuentoRelatos
Después de la tremenda verga que me metió el enorme tipo que me folló hacía diciembre el tipo ese enorme del que les platiqué la otra vez, me percaté con el correr de los días que el hombrón no aparecía más por el bar seguramente para que nadie se diera cuenta de que me folló a mí una “traviata”, ni siquiera me quiso decir su nombre, yo tenía curiosidad, de quién sería y a pesar del dolor que me provocó semejante culeada con su enorme animal también debo reconocer que me gustó después cuando me lo hizo más suave. De hecho, muchos hombres nunca reconocen haberse acostado conmigo, en fin, los días pasaron a mi no me gusta mucho esa época del año porque el frío, las bajas ventas en el bar, me provocan mucha nostalgia, cené sola con mi padre en navidad, Lora mi hermana, se fue a Playa del Carmen con su esposo y sus hijos a pasar allá la navidad y me acosté temprano.
La serie de explosiones producidas por los cohetones no me dejaban dormir y tampoco tenía sueño, me bajé a la cocina a buscar una botella de brandy que guardaba allí y me serví un poco, decidí salir a caminar un rato por las calles cercanas, me puse una blusa, vaqueros, botas con peluche, un suéter azul y mi abrigo, solo me retoqué los labios, me puse un gorro de peluche y Salí a la calle después de cerciorarme que papá estaba bien dormido. La gente deambulaba de un lado a otro pese al intenso frío, me senté en el parque solitario a ver a las personas pasar, un rato después me puse en camino a casa, me di cuenta ...
... que necesitaba sexo, un hombre que calmara mis ansias. Al no hallar a nadie en la calle me tuve que meter mi consolador, ahhh, así enculada por ese pene falso me dormí más calmadita.
Abrí el bar el martes, aunque hubo poco movimiento yo esperaba que llegara el hombrón aquel del pene de 20 centímetros pero, no, no llegó. Los habituales clientes de muchos años desfilaron ese día por el bar. Una que otra plática caliente con algunos de ellos y ya. Dos noches después cerré y me fui a casa ¡Ahí estaba el viejo Volkswagen esperando con su dueño! ¡Hola nena! ¡Hola grandulón! ¿Qué haces por aquí? ¡Pues ya ves! Vine por ti ¿Nos vamos? Me trepé al autito cochambroso y nos fuimos al motelito ¿Cómo te llamas? Dime Peter ¿Y tú? Mara. Bonito nombre. Pronto legamos al motel de paso de carretera, la verdad es que yo me sentía feliz, había logrado calentar a un verdadero macho quien pese a su edad se veía bastante bien.
Nada más entrar y ya estábamos besuqueándonos y tocándonos por todas partes, él estrujaba mis nalgas y mis tetas a su gusto encima de la ropa. Por el frío llevaba unos vaqueros y abajo una licra y mis pantis de putita. Brasier y una blusa debajo de una zamarra negra de piel y botas. Rápidamente me desnudé para este semental al tiempo que él se bajó los pantalones y los calzoncillos, brotó su enorme arma, negra, venosa, brillante, cabezona… mhhh, se me hizo agua la boca y no pude contenerme más lo besé y me lo metí a la boca, él estaba parado recargado en el mueble del ...