Negra
Fecha: 16/11/2024,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... había podido ser corroborado, dado que la licenciada era extraordinariamente reservada y nadie había osado preguntarle. Con todo, el problema que más me desconcertaba era que Yoana me gustase a pesar de ser negra. Era la primera vez que me pasaba. Lo sé, era irónico, sino hipócrita, que siendo yo mulato, nunca hubiera estado con una mujer de color.
Durante la cena de Navidad había tenido que esforzarme para no mirar a la consejera, y eso que la primera vez que la vi me pareció francamente fea. Claro que semejante impresión es siempre pasajera, cualquier esteticista podría confirmarlo.
Hacía sólo dos meses que la abogada catalana había llegado a la oficina y, sin embargo, ahora me atraía de un modo irracional. Con su silueta demasiado delgada y su pelo demasiado voluminoso, su nariz demasiado ancha y sus ojos demasiado oscuros, penetrantes y altivos.
Pasé unos cuantos días estrujándome las meninges, intentando hallar un regalo que pudiera sorprender a una mujer que lo tenía absolutamente todo. Seleccioné unas cuantas ideas, pero ninguna de ellas parecía bastante buena. Así que, en el momento de abrir su regalo, Yoana se sorprendió al sacar unos coloridos leotardos a rallas y una novela.
Por supuesto, ella no sabía que yo era era su amigo invisible, como tampoco yo sabía quién me había regalado a mí aquellas zapatillas azules, pero de todos modos, me encantó ver como se emocionó y no pude evitar contemplarla con una sonrisa que combina orgullo con cierto aire de ...
... idiota romántico.
Para animarme a abordarla, seguí el consejo que le había oído contar a mi amigo Ramiro: “Tomarme un par de cervezas, o cinco”. Estando ebrio, al menos tendría una escusa en caso de hacer el ridículo.
Hasta ese momento, yo había pasado gran parte de mi vida cazando mujeres. Había pulido una habilidad innata que la hija de una vecina me había hecho descubrir en mí mismo a los quince años, la capacidad de seducción. Desde entonces, mi relación sentimental más duradera había sobrevivido durante algo más de dos años. Si bien lo cierto era que el resto de relaciones se habían disuelto, o estallado en pedazos, antes de alcanzar los dos meses. Sin embargo, Yoana me había proporcionado la primera emoción de apariencia amorosa en muchos años y, desde luego, la más intensa que había sentido en toda mi vida.
Al salir a la puerta del auditorio la encontré a la derecha, con la espalda apoyada en la pared. Llevaba un vestido negro de algodón que le queda divinamente. La había visto salir un momento antes y pensaba que estaría fumando, pero no, Yoana estaba mirando su teléfono móvil.
No podía creer que una mujer tan fascinante como ella estuviera sola. ¿Dónde estaba el truco? ¿Cuál era la trampa? A lo mejor era lesbiana, o quizá estaba loca, o enamorada, lo que viene a ser lo mismo. Me acerqué pues a ella sin demasiada cautela, esforzándome en mantener la verticalidad.
— ¿Cansado de la fiesta? —preguntó ella a modo de saludo, confinando todo internet en su ...