1. Manuela (01)


    Fecha: 03/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... insustancial que no recuerdo, otra copa y ya estamos Manuela y yo caminando por los oscuros y solitarios pasillos que dan acceso al aparcamiento de la empresa. Al bajar la escalera un pequeño tropezón (y el exceso de gintonics) me lleva a poner mi mano no muy suavemente en el culo de la rubita. Con más miedo que vergüenza espero su reacción, me preparo para una bronca o algo peor, pero desde luego me sorprende oir: "Ya era hora gilipollas, creí que nos íbamos y ni siquiera ibas a intentar besarme".
    
    Para que esperar más, me abalanzo sobre su boca mientras la abrazo y mi sexo empieza a notar que algo va a pasar.
    
    ¡Qué maravilla!. Al igual que los primeros encuentros sexuales de jovencito, empiezo a tener todo tipo de sensaciones al mismo tiempo que no dejo de sorprenderme de la voracidad de la boca de Manuela que me come la lengua, los labios y toda la boca besando, chupando y mordiendo con una sensualidad maravillosa y haciendo gala de rapidez y habilidad manual para dejar al aire mi polla tiesa, dura y ya necesitada de cuidados urgentes.
    
    Casi no me ha dado tiempo a desabrochar los botones de su camisa cuando empieza a subir y bajar la mano por mi rabo y a morderme la oreja mientras cuchichea: "que gruesa la tienes maricón; cómo me gustan así, ¡so cabronazo!".
    
    ¡Guau!.¡Por fín!. La ilusión de mi vida sexual, una mujer apasionada que habla, grita y me insulta mientras lo hacemos. ¡Joder con la rubia poca cosa y modosita en el trabajo!.
    
    Nos parece oir un ruido y nos ...
    ... metemos atropelladamente en su coche, en los asientos traseros. Falsa alarma. Me estoy comiendo unas tetas pequeñas, puntiagudas, muy duras y con pequeños pezones oscuros, rugosos, rodeados de algún largo pelo que no veo pero saboreo, al mismo tiempo que agarro con fuerza un culo redondo, prieto y grande e intento colocarme para meter mi boca entre los muslos de Manuela.
    
    "Estáte quieto, cabrón, que me estás poniendo como nunca. No me chupes el coño, quiero que dure mi excitación. ¡Sigue con mis tetas y dame el rabo!". Música celestial para mis oídos, acompañada de un sonoro chup-chup realizado en mi polla por una boca ansiosa, ensalivada y nada temerosa de usar los dientes.
    
    De nuevo puedo comprobar que el exceso de alcohol retarda la eyaculación, en condiciones normales me habría corrido muchos minutos antes. "Dame tu coño Manuela, deja que te la meta por favor, que ya no aguanto". "Ni se te ocurra correrte marica de mierda; la quiero dura, más rato y como yo te diga. ¡Aprieta mis tetas, no pares!".
    
    Ya no puedo más. Entre la forzada postura intentando comerle el coño, el olor fuerte y excitante, mis manos pasando de las tetitas al culo maravilloso y la mamada dura, fuerte y tremendamente babosa, me corro con un pequeño grito y con la sensación de que era uno de los mejores orgasmos de mi vida.
    
    No soy Supermán. Si se me baja tardo en estar dispuesto, pero en lo que me parece un minuto estaba otra vez empalmado al ver a Manuela tragar mi leche con ganas, sorbiendo, ...