1. Cómo perdí la virginidad (2)


    Fecha: 16/10/2018, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Es un señor alto, corpulento, con algo de panza y blanquísimo, sin pelos, salvo el vello púbico y eso me excita… Y sí, tengo mis morbos…
    
    -Bienvenido, Jorge… -me saludó el profesor de Geografía tras estamparme un sonoro beso en los labios mientras su brazo derecho me sujetaba por la cintura…
    
    La verdad es que yo estaba muy nervioso; iba a entregar por primera vez mi cuerpo de putito y nada menos que a dos hombrotes…
    
    -Vamos, Jorge, vamos al dormitorio… -me dijo el señor Romero y ahí me llevaron entre los dos…
    
    -Bueno, Jorge, desnúdate… -me ordenó el señor Romero mientras él y el señor Abaroa se sentaban en el borde de la cama para mirar el espectáculo…
    
    -S… sí, señor… -contesté atribulado, entre nervioso y caliente…
    
    -Te voy indicar que prenda ir sacándote…
    
    -Lo que usted diga, señor Romero…
    
    -Sentate en el piso y sacate las zapatillas…
    
    -Sí, señor…
    
    -Ahora parate…
    
    -Sí, señor…
    
    -Sacate la remera… -y me la saqué mientras me sentía cada vez más caliente…
    
    -Mmmmhhhh, ¿qué me decís, Abaroa?... Mirá qué lindo pechito que tiene… Sin un pelo, suave…
    
    -Es un verdadero hallazgo este chico… No tenemos que dejar que se nos escape, Romero…
    
    -Despreocupate, lo tengo bien agarrado con eso del egreso o el aplazamiento… Si se porta bien, lo hacemos egresar, pero si se hace el difícil…
    
    -Je, buena idea, Romero… ¿Y vos que decís, Jorge? ¿te vas a portar bien?...
    
    -Sí, señor Abaroa…
    
    -Decilo…
    
    -Me… me voy a… a portar bien, señor Abaroa… -prometí mientras ...
    ... por dentro me crecían cada vez más las ganas de probar esos dos penes…
    
    -Bien, lindo, ahora sacate el shorcito…
    
    Me encanta decir “sí, señor” cada vez que me dan una orden, y eso dije antes de quitarme el short y queda totalmente desnudo ante los dos sátiros madurones…
    
    -Muy bien, Jorge, ahora date vuelta… -me ordenó el señor Romero…
    
    -Sí, señor… -y obedecí…
    
    -¡Mirá, Abaroa! ¡mirá el culo que tiene!...
    
    -¡Sí! ¡el culo de una nena tiene!...
    
    -¡Tal cual! ¡un culo para darle pija!...
    
    -Sí, pero yo quiero que antes me la chupe…
    
    -¡Claro! ¡A mi también! ¡Y que trague toda la leche!...
    
    -Preparate nene, vení acá en cuatro patas…
    
    -Sí, señor Romero… Voy…
    
    Y me acerqué como un perrito a los dos hombres… ¡Ay, moría de ganas de ser alimentado a pija y leche!...
    
    Estuvieron hablando y decidieron que yo empezara por el señor Abaroa…
    
    -Primero vas a chupármela, Jorge…
    
    -Lo que usted quiera, señor Abaroa…
    
    -Abrí la boquita, mocoso…
    
    ¡Ay, qué pija grande tiene! Tanto que me costó metérmela en la boca, pero al final lo conseguí y empecé a chupar… ¡Qué delicia!... Y mientras yo la chupaba el señor Romero me acariciaba la cabeza, los hombros, el cuello, los pezones… ¡Me tenían ardiendo esos dos sátiros!...
    
    -¡Vamos, Jorge, dale! ¡haceme acabar y trágate toda mi leche!... –le escuché decir al señor Abaroa…
    
    Y no tardó mucho en acabar e inundarme la boca con su leche, para después caer de espaldas en la cama…
    
    -¡Tragá, Jorge! ¡tragá todo! –me ordenaba el ...
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