Toda una señora puta...
Fecha: 18/10/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... a usted le deberían gustar las jovencitas. Sí, pero hay que probar de todo. Pues, sí. Si hay la oportunidad, ¿por qué no? ¡Así es! Bueno, lo dejo. Y terminando su cerveza, se despidió y retiró del lugar.
Miré hacia donde se concentraban las muchachas y, sorpresa, otra vez mi mujer guiaba a un hombre rumbo a las habitaciones. Ya la escena se había vuelto familiar. No sé qué trataba de probarse porque ya habíamos tenido experiencias diversas previamente y creía yo que ya, a estas alturas de nuestras vidas, muchas curiosidades sexuales habían sido satisfechas. Sin embargo, lo que sucedía aquella noche daba para pensar que todavía había asuntos pendientes por resolver. El sujeto aquel era como de su estatura, de contextura normal, quizá cuarentón. Nada especial. Un cliente más que caminaba muy animado de la mano de ella, esperando el mejor servicio por parte de mí, para esa hora, putísima esposa.
Más tarde, a mí parecer, ya prestado su eficiente servicio, ella tuvo la oportunidad de llegar hasta donde me encontraba. Hola, ¿cómo has estado? Me preguntó. La verdad, contesté, ya la monotonía me está aburriendo. Menos mal que ya está próxima la hora del cierre. Y tú, ¿cómo la estás pasando? Bien, me contestó. Ha sido una experiencia interesante. Después te contaré, pero a estas horas el trabajo ya se vuelve un poco pesado. No por los encuentros en sí sino porque ya arrastra uno el cansancio del día anterior y se va perdiendo el ánimo. Los tipos podrían llamarme la atención, ...
... pero ya la disposición no es la misma. Yo creo que, por hoy, ya no fue más. Voy a llegar a donde Magda y me voy despidiendo.
Sin embargo, las cosas no fueron como se esperaba, porque ella la estaba esperando para encargarle un nuevo servicio. Eran las 2:45 am cuando Laura recibió lo que parecía ser su último encargo. Se trataba de un moreno, bastante alto y de contextura atlética, tal vez un boxeador o levantador de pesas. Ella volteó a mirarme, haciéndome señas de que la esperara, mientras subían por las escaleras, desapareciendo de mi vista. Imaginé que se trataría de un rapidín, debido a la hora, pero, mirando el reloj, ella tardó 45 minutos exactos en bajar, despidiéndose de su último cliente. El sitio cerró sus puertas a las 3:00 am, pero, según me dijo el barman, a los clientes que ya estaban en las habitaciones se les respetaba la duración del turno contratado.
Después de aquello mi esposa se dirigió donde Magda y las muchachas. Charlaron unos minutos, se despidieron y me hizo señas indicándome que nos fuéramos. Por fin, después de varias horas, aquello había terminado. Empecé a caminar hacia la puerta de entrada con la intención de reunirme con mi esposa, y quise despedirme de la Señora Magda. Parece que nos fue muy esta noche ¿verdad? comenté cuando estuve cerca de ella. Sí señor, no nos podemos quejar. Su mujer estuvo muy solicitada y cumplió muy bien con su trabajo. Tráigala de nuevo, cuando quiera, será bienvenida. Muchas gracias, le respondí, nos mantendremos ...