1. Tres maduras fogosas


    Fecha: 01/08/2017, Categorías: Intercambios Autor: tajin, Fuente: CuentoRelatos

    Después de un matrimonio de 7 años, decidimos divorciarnos, no tuvimos hijos así que fue un divorcio tranquilo, sin problemas, ella se volvió a casar y yo llevaba dos años libre, haciendo lo que no había hecho antes de casarme, estoy a punto de cumplir 37 años, tengo buen trabajo, gano un buen sueldo y me dedique a conocer lugares, casi siempre lo hacía con Ricardo, un amigo soltero dos años menor que yo y sin intenciones de casarse.
    
    En esa ocasión acudimos a un lugar muy típico del centro del país, un fin de semana largo que empezó desde el jueves y se acababa el lunes siguiente, es un lugar visitado principalmente por extranjeros, aunque acuden muchos visitantes nacionales. Visitamos iglesias, conventos, lugares típicos y el mismo día que llegamos, por la noche acudimos a un restaurante famoso en esa zona, se come bien, se bebe bien, se escucha música y se baila. Nos acomodamos en una mesa cerca de la barra con la vista frente a la entrada.
    
    Cerca de las diez de la noche entraron tres mujeres, dos de ellas muy guapas, ambas delgadas y la tercera, un poco pasada de peso aunque con una cara bonita. Les dieron la mesa vecina a la nuestra.
    
    Las saludamos con una inclinación de cabeza y las tres respondieron, seguimos con lo nuestro, el cantante de turno concluyó y pusieron música bailable. Me paré e invité a bailar a una de las dos mujeres delgadas, obvio a la más guapa, ésta aceptó, le di mi mano y fuimos a la pequeña pista.
    
    Ya de cerca pude percatarme que era ...
    ... realmente guapa, cabello negrísimo, ligeramente ondulado, abajo de los hombros, ojos grandes, negros, una boca pequeña con el labio inferior un poco más grueso que el superior y una sonrisa que deslumbraba, se llamaba Renata, su cuerpo era delgado, firme, una cintura pequeña y a través de su blusa pude percibir que no usaba sostén, tenia una manera de bailar muy cachonda y en varias ocasiones puse una mano mas abajo de la cintura, casi de manera accidental, pudiendo tocar una de sus nalgas, se sentían redondas y firmes. Ricardo bailó con la otra amiga guapa y decidimos unir las mesas, realmente eran muy agradables las tres, así que nos turnamos para bailar con todas, en el momento que Ricardo sacó a bailar a Renata pude apreciar sus movimientos muy sensuales y al colocarse frente a la luz de un reflector se podía ver su cuerpo debajo de la ropa. Portaba una falda blanca amplia y se veía debajo de ella una braga pequeña, entre las piernas un triángulo por el que pasaba la luz. Me hice la promesa de cogérmela esa misma noche.
    
    La gordita, Matilde se llamaba, me puso al tanto de todo, Renata era soltera, Carolina había enviudado hacía varios años y ella estaba separada hacía algunos meses, habían acudido a ese lugar para descansar algunos días y regresarían a sus casas hasta el lunes por la noche.
    
    Ricardo ya estaba enterado de lo mismo y en un momento en que las tres chicas fueron al baño, comentamos:
    
    - A mi me gusta Renata, así que te toca Carolina.
    
    - No hay problema, ...
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