Un tío con suerte - Mi cuñada Paty
Fecha: 02/10/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Fernando X, Fuente: CuentoRelatos
... de inmediato, un espasmo seguido de un húmedo orgasmo contenido por varios años, que la llevaron a un éxtasis total. Como se imaginaran, yo ya estaba al 100% y listo para cogérmela, por lo que después de beber sus jugos, tome sus piernas, las puse en mis hombros, las abrí al máximo y coloque la punta de mi pene en la justa entrada de sus sexo, todavía en ese momento, mi cuñada tuvo un segundo de duda y miedo, pero inmediatamente rectifico, para solicitarme le metiera toda mi estaca hasta el fondo, cosa que ni siquiera tenía que pedir, pues entre sus humedad y su experiencia, mi verga se fue hasta el fondo de un solo golpe sintiendo que hasta mis huevos entraban en aquella cueva.
Después de eso, mi cuñada se tornó de una tímida gatita a una feroz felina, que al desinhibirse completamente, tomo el mando de la situación y se comportó como la directora de una orquesta, pidiendo, exigiendo, haciendo y llevándonos a placeres incontables, gritando y gimiendo en cada arremetida, cambiaba de posición (misionero, sentados, me monto de frente y de espalda), sin permitir que mi verga saliera de su concha, manejaba los tiempos perfectamente, no permitía que yo terminara, bajaba el ritmo de sus movimientos para evitarlo y darle más tiempo al placer que estaba obteniendo y cuando sintió ...
... que pronto llegaría a su clímax, se puso en cuatro patas, me pidió que le diera con todo y que por ningún motivo me saliera de ella, pues quería sentirse nuevamente, llena de mocos. Llegamos al unísono a un estruendoso, orgasmo, del cual estoy seguro todos sus nuevos vecinos se enteraron por los gritos y gemidos que ambos dimos.
He conocido a varias mujeres llegando a un orgasmo y a otras fingirlo, pero mi cuñada Paty, es muy especial, pues goza al máximo el placer de tenerlos, grita, gime, muerde se vacía en cada uno de ellos, he aprendido a reconocer las señales que anteceden a su clímax, el cambio de tamaño de su clítoris y labios vaginales y sobre todo el cambio de tamaño y tono de sus pezones, que, en su punta, forman una boquita entreabierta que exigen una mamada.
Pasamos una noche excelente, donde nos entregamos varias veces, llenos de lujuria. hasta la mañana siguiente, cuando recién terminábamos otra cogida, oímos el timbre que nos indicaba la llegada de sus hijas, que al vernos imaginaron lo que había sucedido durante la noche, sonriéndole a su madre con picardía y con envidia.
Paty se ha convertido en una amante asidua, aceptada esta situación por mis hijos, sus hijas y su familia, más nunca hemos pensado en vivir juntos, queremos seguir sintiéndonos amantes.