Un trío morboso
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos
... llamarla. No tuvo que aguardar mucho tiempo, al tercer tono una voz de hombre, sin duda su marido, respondió a la llamada. Tras presentarse como un compañero de oficina, algo que entre ambos habían convenido para cuando se diese una circunstancia como aquella, preguntó por ella. Aquel individuo, muy extrañado por la llamada, le respondió que su mujer se encontraba en el hospital desde la tarde anterior aquejada de un ataque de apendicitis y que él mismo había telefoneado a la oficina por la mañana anunciando la imposibilidad de que pudiese acudir a trabajar.
Como pudo, tratando de salvar la situación, se excusó aduciendo que desconocía aquella circunstancia al encontrarse de viaje y que tan solo deseaba contrastar con ella unos datos del trabajo que necesitaba para presentárselos a un cliente. Luego, tras pedirle que la saludase en su nombre y deseándole una pronta mejoría colgó el teléfono, dando así la conversación por terminada.
Molesto por aquella inesperada contrariedad se recostó sobre la cama pensando en su amiga y los buenos momentos que habían disfrutado juntos en habitaciones como aquella. Por un tiempo sin medida fue evocando algunos de sus mejores encuentros con ella, con su sexualidad, con su morbo...
A eso de las nueve menos cuarto comenzó a pensar en el plan para aquella noche. No había quedado con nadie y realmente tampoco tenía muchas ganas de internarse por las calles de la ciudad en busca de una nueva aventura.
Tras darle varias vueltas ...
... encendió su ordenador. Podía aprovechar el tiempo para preparar su intervención en la Junta de accionistas de la empresa del día siguiente, algo que ya había hecho con anterioridad en varias ocasiones pero que no vendría mal repasarlo todo una vez más.
Sin mucha prisa y menos convicción releyó aquellos folios, repletos de números, en los que figuraban los balances de la empresa. No tardó mucho en echarles aquel vistazo, así que a las nueve y media, satisfecho de su trabajo, ya había terminado.
Valoró la posibilidad de salir a cenar, sin embargo una lluvia pertinaz y torrencial que bañaba la ciudad le hizo desistir de la idea. Pediría la cena en el restaurante del hotel y se resignaría a quedarse en la habitación el resto de la noche.
Harto ya de aquel infame partido de fútbol y de las series que retransmitían las diferentes cadenas, apagó la televisión. Miró la pantalla del escritorio del ordenador; en aquel instante le vino a la memoria el recuerdo de aquellos meses, años atrás, en que se había convertido en asiduo a los chats; una costumbre que, sin embargo, abandonó totalmente poco después.
Recordaba perfectamente algunos de los contactos que había establecido merced a aquel medio. A su memoria volvieron los recuerdos de su breve pero intensa relación con Marta, aquella viuda de más de sesenta años que, pese a su edad, conservaba la lozanía y el encanto de una mujer de no más de cuarenta. Tecleó la dirección de aquel chat al que concurriera habitualmente durante meses ...