¿Cómo he llegado aquí?...
Fecha: 31/07/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Hardcore,
Sexo en Grupo
Autor: bi_gym_40, Fuente: xHamster
... ¿Con una mujer de fuerza y naturaleza sobrehumana? Ella aprovechó mi desconcierto para cargarme sobre sus hombros y llevarme a su cama. Una cama gigantesca. Me acostó y ella se colocó encima de mí y sus brazos y sus piernas me inmovilizaron por completo. Me colocó unas esposas en manos y pies, y con sus manos desgarró toda mi ropa. Al final quedamos desnudos nosotros dos. Ella y Yo teníamos nuestros sexos depilados, con el tamaño del sexo de los adultos. Me pidió que me tranquilizara.- Relájate, por favor- Vale, le dije. Pero no quiero que me vuelvas a hacer lo que me hiciste.- No lo haré lo prometo.Se levantó de la cama y abrió la puerta. Afuera estaban el mesonero y la cocinera, ambos desnudos. Vistos con luz, eran muy distintos de los que había visto durante la cena. Eran una pareja afroamericana. Ella de estatura mediana y cabello corto, pero con una musculatura claramente definida. Y buenas tetas y culo. Él, él era una montaña andante. Parecía tener dos metros de altura y estar hecho de mármol. Su sexo depilado o no, era descomunal. Sus piernas mostrabas las venas que te dejan años de entrenamiento. Ella se alegraba de verlos así, al natural. “Ya veréis lo bien que lo vamos a pasar”, les dijo. “Este espécimen promete emociones fuertes”. Los 3 me rodearon en la cama.- Bien, es hora de empezar a divertirnos, dijo ella. La otra pareja estuvo de acuerdo.Ella empezó besándome. Al principio tuve miedo, pero cuando ella me demostró que cumpliría con su palabra, me dejé llevar. ...
... Sentí una boca lamiéndome mi polla. Era de la cocinera, que empezaba a lamerme los huevos y toda mi polla, que se empezaba a endurecer. Él por su parte, se acostó en el otro extremo de la cama. Introdujo su cara en la entrepierna de ella, mientras la cocinera se ocupaba de nuestras pollas. Estuvimos así durante largos minutos, hasta que ella se separó de mí. Cuando vio mi polla erecta, me sonrió. Le pedí que me quitara las esposas, que me gustaría participar más. “Sí. Te voy a quitar las esposas”, me dijo. Las rompió con sus manos. Las cuatro esposas. Mientras tanto, la cocinera tenía para sí la viga de acero en que se había convertido el pollón del otro tío. En una oportunidad, se la sacó entera de la boca, y pude ver aquella polla entera y erguida. De repente, nos miramos él y yo. Y asintió con la cabeza. Entendí que podía chuparla y a ello me puse. Empecé con la cabeza, que era descomunal, rosada y estaba botando las primeras gotas de líquido. De repente, tenía la imperiosa necesidad de tener esas gotas dentro de mí. Y las chupé. Y las volví a chupar. Y así, una y otra vez. Y volvían a salir. Y mientras más gotas salían, yo más chupaba, mayor era mi necesidad de ellas. No entendía qué me estaba pasando. Pero me daba igual. Me había concentrado tanto en la polla y en sus brotes de semen, que no me di cuenta del momento en que estábamos haciendo un 69 las dos parejas que estábamos allí. Y muy divertidos. Ellas por su parte, estaban chupándose sus coños depilados mutuamente, ...