MI HOMBRE - Relatos Eróticos

MI HOMBRE

con Fabricio entablamos amistad desde que lo vi, era compañero de trabajo de mi mujer y fue a casa para ver unos detalles de su proyecto, si bien es cierto yo también estaba en mis asuntos laborales, me di un tiempo para tomar un café con ellos y conversar un rato. al despedirse intercambiamos números telefónicos y ver la posibilidad de salir a tomar una cerveza en algún momento.
Llegó un día en que podía juntarme con él y mi señora para tomar unas cervezas y charlar un rato, lamentablemente mi mujer no pudo asistir porque se le presentó algo de último momento así es que nos juntamos solo Fabricio y yo. conversamos de todo un poco, nos reímos en un determinado momento le pregunté por qué aún no se había casado si era un tipo atractivo y buen partido. El me respondió mirándome a los ojos que aún no había aparecido el hombre de su vida. me puse nervioso  y quise cambiar de tema, pero él me dice que yo era guapo también, que mi mujer tenía suerte. en ese momento siento que su pierna rosa la mía, pensé que por error, pero nuevamente siento su rose, comencé a sentirme caliente, sólo había tenido una aventura gay cuando adolescente, pero nuevamente volvía a sentir la delicia de gustarle a un hombre, me di cuenta que estaba mojado y erecto, podía sentir como mi calzoncillo se empapaba con el líquido preseminal que botaba ...

... mi pene duro.
nuestra mesa estaba al final del local, la luz era tenue y el mantel de la mesa caía hasta el suelo. sentí entonces que volvía a tocarme, pero esta vez no era su pierna sino su mano que se había metido bajo el mantel y se posaba sobre mi pantalón palpando mi erección. Sin dejar de mirarme comenzó a bajar el cierre del pantalón y luego metió la mano, hizo a un lado el calzoncillo y extrajo mi miembro que estaba por reventar, empezó a pajearme ahí mismo, sin dejar de mirarme, yo enloquecí, hacía lo posible por mantener la compostura y me daba vergüenza el pensar que alguien podía estar mirando lo que allí ocurría.
él aceleró el movimiento de su mano hasta hacer que me corriera, no pude evitar lanzar un gemido de placer, que felizmente nadie percató, cuando solté la leche. extrajo su mano con restos de semen y chupó sus dedos, pude ver como saboreaba mi semen y lo engullía, apenas pude reaccionar cuando apareció el mozo para ver si queríamos algo más, Fabricio me guiñó un ojo y pidió otra ronda de cervezas, diciendo que nos quedaríamos otro rato. el mozo se retiró.
Desde ese momento Fabricio se transformó en mi amante, disfruté cada rincón de su cuerpo  y también volví a sentirme deseado por otros hombres. terminé divorciado de mi esposa y viviendo con Fabricio gozando a cada momento de nuestros cuerpos.