CAPÍTULO 3.
Unos días después, Sergio y Paola se encontraron en la calle.
-Hola Paola. Grito Sergio.
-¿Qué quieres? Dijo Paola enojada.
-Quiero hablar contigo.
Paola estaba muy enojada y no quería hablar con él, pero Sergio insistió.
-¿De qué quieres hablar?
-Quiero hablar de tus pies, sobre lo que pasó ese día.
-¿Qué pasa con mis pies? Respondió avergonzada.
-Sé que tus pies son muy sensibles. Dijo Sergio.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo vi todo en las fotos.
-¿Cuales fotos?
-Las fotos en las que el perro te estaba lamiendo los pies. Se puede ver que disfrutabas mucho que ese perro te los lamiera. Incluso tengo una foto de como te veniste.
-¿Tomaste una foto de eso? Gritó Paola asustada.
-Sí, y me gustó mucho.
Paola se sonrojó, pero no dijo nada.
-Me gustaría hacerte una propuesta. Le dijo Sergio. Quiero hacerte una sesión de fotos en la playa. Mira cómo quedaron las fotos del parque. Sergio le mostró las fotos y Paola se sorprendió de lo increíbles que lucían.
-¡Están súper bonitas! Pero por favor borra las fotos del perro. De verdad me siento súper apenada por eso.
- No te preocupes. Le respondió Sergio. Ya las eliminé. Sólo me sorprendió mucho lo que puede pasar al tocar los pies de una chica. Pero olvidemos eso. ¿Te animas a hacer la sesión en la playa?
Paola estaba muy emocionada y se sintió muy cómoda con lo que Sergio le había dicho. Realmente pensó que había borrado las fotos. Llegaron a la playa y Sergio le dijo que se quitara ...
... toda la ropa, que se quedara en bikini. Paola se sonrojó y le dijo que no iba preparada, que no tenía bikini, sólo su ropa interior. Y Sergio le dijo:
-Tranquila, está mejor así. Las fotos se verán mucho más naturales.
Entonces Sergio le dijo que se pusiera en cuatro nuevamente y que posara como si estuviera gateando. Ella lo empezó a hacer, pero al ver como se movían sus pies de un lado a otro en esa posición, Sergio quedó hipnotizado y le dijo:
- Paola, tus pies se ven perfectos con el reflejo del mar. ¿puedo fotografiarlos de cerca? Pero ella avergonzada, los enterró en la arena y respondió.
-No, por favor, no me hagas fotos a mis pies otra vez, son muy feos. Y acuérdate lo qué pasó la última vez.
-Paola. Dijo Sergio con mucha ternura. Tus pies son los más hermosos que he visto nunca. Su tamaño es perfecto, y el largo de tus dedos es fascinante. Por favor, déjame fotografiarlos.
Paola se sentó en la arena y le dijo.
- No, por favor. Cómo puedes decir eso de mis dedos. Mira lo grandes que están.
Entonces Paola extendió los dedos en punta en la cara de Sergio. Y él no pudo resistirse, y le agarró los dedos de los pies. Pero Paola muy enojada le dijo:
-¡No los toques!
-¿Por qué no? respondió Sergio.
-Tengo un secreto sobre mis pies. Pero no puedo decirte.
Al oír esto, Sergio sabía que se refería a la sensibilidad de sus pies, pero no quiso insistir más.
-De acuerdo, pero al menos déjame seguirte fotografiando. Le dijo Sergio.
Paola aceptó. ...