1. Desvirginada


    Fecha: 29/08/2022, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: Gatitavenus, Fuente: drugsounds.ru

    ... hombres.
    Cuando dieron las dos de la mañana, yo le pedí a Jorge que me llevara a casa pues la desvelada y el alcohol me provocó mucho sueño, además de que aunque me divertí mucho en la fiesta, yo estaba decepcionada por no haber tenido sexo con Jorge. Con el trabajo que me costó convencer a mis papás para que me dejaran llegar un poco tarde a la casa. 
    Yo me disponía a irme pero Jorge me pidió que nos esperáramos unos 10 minutos más pues él tenía que hacer no sé qué cosa con su amigo, dueño de la casa, y entonces me ofreció una última bebida. Para entonces ya solo me acompañaban dos de sus amigos, Iván y Luis, quienes estaban sentados a mis lados, bien pegaditos a mí, incluso por momentos me abrazaban y me hablaban acercándome demasiado sus bocas con aliento cálido y alcoholizados en mis orejas y mejillas.
    Poco a poco la situación se puso candente pues de tanto acercarse me empezaron a hacer cosas más atrevidas como besarme las mejillas, morder mis orejas o hasta acariciar mis rodillas, pero yo reaccionaba quitando sus manos fingiendo que eso me molestaba, aunque en realidad me gustaba mucho.
    Yo no quería portarme grosera con ellos pues durante la fiesta se habían portado muy bien conmigo, además esperaba con ansias que Jorge apareciera como mi héroe, me rescatara y me llevara a mi casa sana y a salvo. Mientras tanto yo trataba de evitar los continuos asedios de sus amigos, pero cuando me alejaba de uno, el otro atacaba por el otro lado cada vez de forma más ...
    ... atrevida.
    La verdad es que me empecé a sentir muy extraña, la cabeza me daba vueltas, una gran alegría me invadió sin razón junto con una excitación inesperada que cada vez crecía más y más.
    Al percatarse de mi actitud, los hombres atacaron con más descaro, ahora sus besos eran en mis labios, sus manos cada vez subían más por mis piernas, acariciándolas y subiéndome la falda roja que dejaba al descubierto mi calzón blanco. Yo volvía a bajar mi falda y a quitar sus manos invasoras pero ya solo por diversión, me tenía bien excitada tanto descaro de esos chicos.
    Cuando les retiraba sus manos de mis piernas, ellos atacaron también sobre mis pechos, metían su mano por el escote de mi vestido y por debajo de mi sostén para agarrarme y apretarme mis pequeños pero redondos senos.
    Para entonces no entendía lo que ocurría en mí. Era mucha la exaltación que ya no cabía un gesto de rechazo hacia ellos, al contrario, yo misma los invitaba ofreciéndome con el contorneo provocativo de mi cuerpo. Esto iba más allá de los efectos del alcohol, era como si en ese momento yo fuera la mujer más feliz del mundo y no me importara ser asediada sexualmente por dos hombres, o mejor dicho, disfrutar de su asedio como toda una puta, aunque en realidad yo era todavía una niña inexperta, con muchos prejuicios y que recién había sido desvirgada brutalmente.
    Por momentos no me daba cuenta de mi situación, pero al dejar de besarme con Iván, pude verme con mi falda totalmente levantada, con dos manos, una de Iván y ...
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