... amenazante hacia mí.
-¿Qué pasa, nunca habías visto una verga así? Me dijo Jorge muy orgulloso de su tributo.
-No, está muy grande para mí… mejor me voy.
-No te preocupes, entre más grande más la vas a disfrutar, además dijimos que solo sería la puntita, esa si te cave.
Yo me quedé callada sin dejar de mirar con atención y miedo ese enorme pene. Mientras tanto, Jorge se acercaba a mí agarrándose la verga que apuntaba directo a mí, y entre más cercas estaba, en mi cuerpo se recorría un escalofrío que hizo acelerar mi respiración y mi corazón.
Jorge tomó mi mano e hizo que yo le agarrara su pene, quedé sorprendida porque en verdad estaba bien dura. Siempre había imaginado que una verga erecta no era tan dura, pues por ser un musculo se podía flexionar un poco, pero qué equivocada estaba, en realidad parecía un fierro, bien dura y solo envuelta con un poco de piel y venas resaltadas.
Poco a poco la curiosidad se apoderó de mí y me agaché para verla más cerca, entonces Jorge me dijo que se la mamara y yo accedí sin rezongar. Tenía un olor y un sabor extraño para mí pero que me gustaban. Me encantaba recorrer ese largo y duro tronco con mis manos, las venas parecían salirse, en especial una muy gruesa, bueno en realidad creo que era otro musculo, que recorre a lo largo y por debajo del tronco y que termina justo en medio de la cabeza.
Creo que a Jorge no le gustó cómo se la mamé porque me la quitó e hizo que me pusiera de pie, es que era la primera vez que le mamaba la ...
... verga a alguien. Ya de pie me quitó la blusa, beso mis hombros de tal forma que dejó mucha de su saliva en mi piel. Luego me quitó el sostén e hizo lo mismo con mis pechos.
Luego bajo la cremallera de mi falda que estaba en mi espalda y esta cayó sola. Intentó bajarme el calzón pero yo opuse resistencia. Era la última barrera entre su enorme pene y mi estrecha rajita, sentía que si me quitaba el calzón quedaba a merced de esa monstruosidad de verga que amenazaba con ultrajarme y robar en mí a la niña inocente y virgen.
Entonces Jorge me cargo y me dejó caer en la cama, rápidamente se quitó su pantalón y su bóxer que le estorbaban pues los tenía bajados hasta los pies. Se subió a la cama y nuevamente intentó quitarme el calzón. Duramos un rato forcejeando pues el calzón no salía porque al abrir mis piernas el calzón solo se estiraba y hacía más presión que lo atoraba, y cuando yo apretaba mis piernas lo capturaba y no se movía. Entonces utilizando su fuerza varonil, me acomodo las piernas no muy juntas ni abiertas y el calzón salió de volada.
Luego me abrió las piernas y su boca se prendió a mi rajita. ¡Qué rico se siente! Pensé. Estaba a punto de llegar al clímax cuando Jorge se detuvo, con una mirada lujuriosa tomó su verga se la jaló un poco y la fue acercando a mi rajita.
Yo sentí mucho miedo, había mucha diferencia entre su enorme verga y mi pequeña, estrecha y virginal rajita, era obvio que el solo intentarlo sería tremendamente doloroso para mí. Entonces estiré mis ...