Una sorpresa
Fecha: 21/08/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: infernii, Fuente: RelatosEróticos
Eran las 10 de la mañana de un sábado del mes de mayo del 2010, Sonó el teléfono. Una de mis follamigas, Sonia, me llamaba, eufórica,
diciéndome que había conseguido un trabajo como secretaría en una gestoría cerca de casa. Además de decirme una y otra vez lo contenta
que estaba, me comentó que fuera ese mismo día a comer a su casa para celebrarlo. Yo dije que iría con mucho gusto y le recordé lo bien
que me lo había pasado dos noches antes en su casa. Nos despedimos. Conocía a Sonia desde hace mucho tiempo, ya que vivíamos cerca uno
del otro, pero llevábamos follando unos meses. Ella es espectacular: rubía, ojos marrones, con unas tetas grandes con los pezones
bastante grandes y mirando hacía arriba, caderas algo anchas con un culete redondeado. Es algo menor que yo; tiene 26 años. Tardé casi
un mes en convencerla de que follásemos, pero desde que la convencí lo hemos estado haciendo todos los días que nos vemos. Al principio
pensé que era un poco tímida, pero en este poco tiempo me ha demostrado que es una verdadera putita: le encanta comerme la polla
mientras ella se pajea con sus dedos; un día, mientras yo conducía, se subió la faldita que llevaba, retirándose un poco el tango
comenzó a masturbarse, otro día me la comió en las escaleras de la comunidad donde vivo, etc.
Llegué a su casa a las dos de la tarde. Me abrió la puerta Lucía, su compañera de piso. Tiene unos 27 años y también está buenísima; de
hecho, cuando vuelvo de piso en ...
... muchas ocasiones no dejaba de hacerme pajas pensando en ella. Me cruzaba con ella por la calle, nos
saludábamos, y cuando llegaba a casa me masturbaba como un bestia. Desde que follo con Sonia se me ha pasado un poco esa fiebre, aunque
no del todo. Lucía es más morena que Sonia, siempre está perfectamente bronceada y tiene un cuerpo increíble: tetas más grandes que las
de Sonia, curvas de escándalo y una boca enorme con labios muy sensuales que parecen pedir una polla para chupar. Lleva tiempo sin
novio y en el barrio siempre ha tenido fama de algo putilla. Me dio dos besos y me mandó pasar. Llevaba un vestido de verano con gran
escote y tirantes. Pasé al comedor, donde estaba Sonia.
Ella se levantó del sofá y me besó en los labios. Nos pusimos a comer; siempre que iba a su casa me sorprendía la naturalidad con que
hablaban de cualquier tema, cosa que no me pasa con otras follamigas: si salía algún tipo bueno en la tele, Lucía comentaba sin reparos
que "ya le podía hacer a ese un buen trabajito" y después se reía. A las cinco de la tarde, Sonia me dijo que había quedado con Marta,
una amiga suya inaguantable, para comentarle lo del nuevo trabajo. Yo dije que me iba a casa a echar la siesta, pero en ese momento
Lucía intervino diciendo que me quedase allí, que a ella no le molestaba. Miré a Sonia y asintió, así que acepté.
Me tumbé en la cama, con bastante sueño y un poco excitado por quedarme solo con Lucía. Unos minutos más tarde me desperté. Se ...