1. El celular de Alexia (Cap. 2): La niña ya no es una niña


    Fecha: 19/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Fui a la tarde a tomar mates a lo del Negro Rivera. Es uno de mis mejores amigos dentro del barrio. La mayoría de mis amigos, son pibes que conozco de la facultad, que fue en donde conocí también a Alexia. También podría considerar amigos a algunos de los chicos del trabajo. Pero ninguno de ellos me pareció una buena opción en ese momento.
    
    El Negro Rivera me lleva más de diez años. Es un tipo centrado e inteligente, aunque por su forma vulgar de hablar, puede no parecerlo. El hecho de que ya ronda los cuarenta años lo hace una fuente de sabiduría a la que muchas veces acudo. Sin embargo, es un soltero empedernido, por lo que sus conocimientos sobre la vida conyugal son inexistentes.
    
    De todas formas, elegí contar con él a la hora de confesar algunas de las dudas que me asaltaban últimamente. Es un buen confidente, muy discreto, y jamás utilizaba lo que le había dicho en confianza, en mi contra. Además, como muchos de mis amigos eran también muy cercanos a Alexia, no me parecía buena idea hablar con ellos. Y con respecto a los amigos que tenía en otros círculos, no confiaba lo suficiente en ninguno de ellos.
    
    — Así que a Ali se le ocurrió ese jueguito del ladrón… —comentó el Negro, sorbiendo de la bombilla el caliente líquido del mate.
    
    A pesar de que mantenía un gesto neutral, supuse que estaba imaginando el cuerpo desnudo de mi mujer. Es un tipo que siempre anda pensando en mujeres desnudas.
    
    — Sí… la verdad que estuvo bueno. Hace rato que no me calentaba tanto ...
    ... —comenté—. Pero me siento medio raro. Nosotros somos muy jóvenes, me parece muy loco que tengamos que acudir a esos juegos para calentarnos.
    
    El Negro Rivera sopesó seriamente mis palabras. Agarró el termo, llenó el mate con agua caliente, y me lo entregó.
    
    — Muy linda chica Alexia —dijo. Yo supuse que se estaba tragando las palabras vulgares que usaría en circunstancias normales, cuando hablaba de una chica linda, por respeto a mi mujer y a mí—. Pero ninguna mujer, y ningún hombre pueden calentar todos los días, durante toda la vida, a su pareja —siguió diciendo. Se rascó la majilla cubierta de una frondosa barba negra. Es un hombre de baja estatura, pero corpulento. Su piel está curtida por los fuertes vientos de las islas del Tigre, donde había vivido muchos años, y conserva el color tostado típico de los isleños—. Ustedes son jóvenes, pero hace mucho que están juntos. Es normal que hagan estas cosas para mantener vivo el fuego. No veo por qué estás tan preocupado. Si supieras las cosas que hacen algunas parejas…
    
    — No estoy preocupado. Sólo tengo algunas dudas… ¿Qué cosas hacen otras parejas?
    
    — Te lo voy a contar a vos porque sé que sos un pibe discreto ¿Conocés a los Aguirre?
    
    — Sí, claro.
    
    Los Aguirre eran una pareja de veteranos que vivían en una esquina, a dos manzanas de mi casa. La mujer, a sus más de cincuenta años, supo conservar una figura admirable. Decían que solía ser personal trainer. El hombre, don Osvaldo, era un tipo delgado y alto, con una ...
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