1. Calientes carnavales con mi vecino


    Fecha: 14/04/2024, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Fernando Paredes Rosas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Comienzo mi relato, escribiéndome: soy moreno, de baja estatura, 1,70 de alto. Por mi lugar de origen, (Barlovento, Venezuela) muchos piensan que tengo el pene grande, pues no, es de tamaño regular. Mi proporción está en mi trasero, ya que es bastante notable, en comparación a otros hombres. Esta historia comienza con la decisión que tomé de mudarme sólo a una casa que alquilé. Mi sorpresa fue cuando descubrí que, por una ventana de esta casa, tenía acceso a un patio trasero de la casa de al lado, un espacio semi abierto en el que los vecinos se bañaban y transitaban. Un día, en vísperas de carnaval, estoy en casa y escucho a lo lejos, el agua caer. Hago lo posible por asomarme y en efecto, era agua lo que caía en el cuerpo de un hombre joven, de 25 años, más o menos (para ese entonces, yo tenía 32). Mi corazón saltó al descubrir que se trataba de un amigo de mi hermano, que a veces nos visitaba en la casa. Ese chamo que tanto me había llamado la atención desde que lo conocí y al que tantas pajas le habia dedicado. Verlo desnudo, mojado, con la piel brillante por el reflejo del sol combinado con el agua y el jabón. Pero lo que más me gustó fue su pene. Era la primera vez que veía un pene asi. Grande, delgado pero bien proporcionado. En seguida, el mío se hinchó del placer que sentía ...
    ... al contemplar semejante escena. Como si él hubiese sabido que lo veía, terminó de bañarse y empezó a caminar por todo el lugar desnudo, su largo pene y sus bolas se movían al ritmo de su caminar. Yo escondido, tras esa ventana en la que era mi casa, me pajeaba imaginándome, saborear esos labios, su piel de chocolate oscuro, lamiendo el sudor de su cuello y espalda. Cómo sería el hacerlo acabar en mi boca, y luego ofrecerle mi culo para una segunda descarga. En un momento, él, como a propósito, se paró justo delante de dónde estaba yo. La distancia que nos separaba, no impidió verle mejor su definido cuerpo, su estómago bien marcado, sus ricas tetillas más oscuras que el resto de su piel. Su miembro suculento, que tanto había imaginado, con sus vellos bien afeitados, y sus bolas... En ese preciso instante un inmenso placer recorrió mi cuerpo ya sudado y exaltado por la corrida que me provocó aquella imagen. Fue un orgasmo como no había tenido antes. Creo que por el morbo que me causó creer que sabía que yo estaba ahí o el simple hecho de que, por primera vez contemplaba desnudo al amigo de mi hermano que tanto me gustaba. Mis piernas y manos quedaron temblorosas por el éxtasis. En eso, él se dió vuelta, vistió con unos boxers y entró a su casa. Lo mejor, fue lo que sucedería después... 
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