1. Mi abuelo me desvirga el culo


    Fecha: 07/05/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Viciosa, Fuente: CuentoRelatos

    Recuerdo cuando iba a casa de mi abuelo para cuidar de él. Mi madre me daba una bolsa con comida y ropa limpia para que se lo llevara y pasara un rato con él.
    
    Por aquel entonces, yo tenía 19 años y mi abuelo 71 años
    
    Lo que mi madre no sabía es que el abuelo estaba en plena forma.
    
    Una de las veces que fui a su casa, abrí la puerta con la copia de sus llaves. No tenía la costumbre de llamar antes de entrar. Esta vez tampoco avisé. Entré y me dirigí a la cocina a dejar la comida en la nevera. Solté las llaves en la mesa de la cocina, junto a un jarrón sin flores. Me dirigí al salón. Como siempre, estaría sentado en el sofá viendo alguna película antigua. Me equivoqué. Si, estaba en el sofá pero no veía una película antigua. Estaba viendo una película porno. Salían dos mujeres con enormes tetas lamiéndose el coño entre ellas. Se veía a la perfección como sus lenguas pasaban por sus chochitos depilados.
    
    Me quedé en la puerta, en silencio. No sabía cómo reaccionar.
    
    La escena pasó a frotarse los coñitos húmedos entre ellas. Se veía como resbalaban con la humedad dejando rastros de líquido blanquecino en cada frote. Se estaban dando con fuerza. Los enormes pechos botaban con cada sacudida. Una de ellas se meó en el coñito caliente de la otra. Cambió de postura. La que estaba debajo se abrió bien de piernas y la otra tetona le dio la espalda y se frotó el culo en su coño orinado.
    
    Me puse cachonda y mojé mis braguitas. No me gustan las mujeres, pero reconozco que ...
    ... deseaba meter mi lengua entre esos apetitosos coños.
    
    Miré a mi abuelo y le vi con los pantalones bajados hasta las rodillas y agarrando fuertemente su gruesa y canosa polla. Se estaba pajeando duro. Seguí mirando y comprobé también unos enormes huevos que le colgaban. Me entraron ganas de abalanzarme y meterme esa gruesa polla en la boca. Deseaba tragarme su leche.
    
    Mientras se la sacudía fuertemente, murmuraba:
    
    -eso es guarra, frota fuerte ese coñito. Que par de putas.
    
    Acto seguido, gimió y vi su leche derramarse entre sus dedos.
    
    Salí de allí sin decir nada.
    
    Esa noche no pude dormir pensando en que podía haber lamido la leche de sus dedos. Cómo sería tragarme su corrida...
    
    Durante días me masturbe. La imagen de aquellas putas y la polla de mi abuelo rondaban por mi cabeza torturando mi coño.
    
    Estaba deseosa que llegara el día de volver a llevarle comida.
    
    A los tres días, mi madre preparó otra bolsa con comida y me pidió que se la llevara. Me puse una faldita corta sin bragas y me dirigí a casa de mi abuelo.
    
    Entré, como de costumbre, dejé la comida en la cocina y las llaves al lado del jarrón sin flores. Me dirigí al salón. Mi chochito chorreaba. No vi a mi abuelo en el sofá. Me extrañó y me dirigí a su cuarto. Allí estaba, tumbado en la cama, con la polla y los huevos fuera del pantalón. Mi coño chorreo aún más.
    
    Me dijo que sabía que le había visto pajearse. Que soy una chica muy cochina y tenía que darme un buen escarmiento.
    
    Me preguntó si ...
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